Hada asesina, no pretende hacer literatura ni arte. Demasiado lejana de aquello. Únicamente divagaciones momentáneas, a veces con significado, otras tributando al absurdo. Y pues lograr un momento de risas para aquellos que la conocen y saben un poco el funcionamiento de su raciocinio.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
dale
sábado, 10 de diciembre de 2011
las ganas que tengo
viernes, 28 de octubre de 2011
no estoy enfermo.
domingo, 23 de octubre de 2011
siguió el absurdo entre nosotros
Es absurdo pensar que dejaré de quererte cuando me escupas en la cara. Todavía no hay máquinas Dell que expulsen virus antiamor.
Absurdo que al cerrar los ojos voy a dejar de pensar en ti, aunque vivas con otra, o con muchas, aunque haya lazos que un dios, no se el de quién, haya juntado. Que Tron esté deshaciendo las palomitas de caramelo que hicimos cuando desperté en tu cama.
Tan absurdo como lo que dicen los diarios y las entrevistas sobre los amores contemporáneos. Que yo no olvido. Que yo soy Simone y María y Midori y antes que nada soy yo y no soy yo sin el tú.
La masa de angustia que no me deja dormir por que no impedí que nadie se fuera. Porque me quedé bajo un móvil de recuerdos en brillantina y luces de colores.
Leyendo.
Es absurdo que porque nos separan tantos kilómetros uno deja de pensar y de sentir.
La sinergia de que si yo amo a C siempre habrá un D que me ame a mi. Y así se mueve el mundo, en multitudes amorosas siguiendo la cola del alebrije prehispánico. Para amanecer en un Bisquets Obregón comiendo enchiladas verdes.
Lejos de cualquier desayuno anterior.
Tan absurdo como que porque tú no me ames a mi yo voy a dejar de amarte. Porque todos nos amamos en algún punto. Se me ocurre amarte en el punto en el que lo último que quisiera es volver a sentir tu lunar, no el del cuello, el que se esconde detrás de tu naríz.
Se guarda el amor en moléculas que flotan, cada una a una altura y el resto son espacios vacíos. La sensación de no haber estado o la misma de estar soñando entre boligomas.
Casi el mismo absurdo que el de dejar de pensarte antes de escribir las últimas letras sobre ti. Todavía no ha habido últimas, tampoco habrá primeras, esas nadie supo cuales fueron. Ni el mismo lápiz. Da igual quién seas, cuál seas, a quién te dedicas. Absurda tu manera de no verme porque yo soy tu ceguera y tu nuevo paisaje. Yo soy el paisaje en el que no estoy. Como tú eres las fotos que me tomo para no estar contigo.
Sigue en tu absurdo del deseguimiento. Absurdo de dosmil millones de dedos en escenarios paralizados por el mar de una política rojiazul con alianzas...¿tengo que repetir la palabra?
Absurdo cómo giro en yoga para mirarme en el espejo, justo detrás de las pesas, alargando de la barba al pubis, pensando que esto servirá para la última posición que haré contigo en la cama. Aunque ya no estás, digas que no estarás. Yo sé que es absurdo.
domingo, 9 de octubre de 2011
bitácora del viaje DEvitt
domingo, 18 de septiembre de 2011
eso dicen...
miércoles, 14 de septiembre de 2011
pensando, continuamente, pen
pensando, continuamente pensando.
A veces las ideas se vuelven círculos de algodón que ya no puedo retener.
Pensando, continuamente pensando,
que al llegar al fregadero las llaves iban a deshacerse. Iban a buscar una azotea que no fuera la de Cuautemoc o Cuatelolco, como alguna extranjera la llamó, y se revelarían al batir de las lavanderías.
Subía las escaleras con la tinaja llena de ropa,
pensando, continuamente pensando, que en el 2011 ver subir a una mujer a los savaderos de un edificio es casi poético. Es como una flor en pleno concreto de Insurgentes, que no es Niños verdes ni Indios héroes.
Corrían los pensamientos al ritmo de una prosa jamás leída,
pensando, continuamente pensando, que el deber es una cosa que empiezaba a darme nauseas cuando veía los artículos de limpieza con vinagre.
La tinaja pesaba y yo sabía que ese jabón era para lavadoras y no para lavar a mano.
Ya no hay jabones para lavar a mano. Habría que ir a Zócalo o Socálo.
Pasé por el cubo de la basura y todavía estaba los restos de cartón de la caja de los platos.
Las mudanzas comienzaban a parecerme hermanas, compañeras de toda una vida. Las hermanas odiosas que te cuentan cuentos por las noches, cuentos que no son de los hermanos Grimm. Hubo uno que de tanto mudarse un día rompió en llanto. No lo entendí. En ese momento lo hubiera abrazado largamente.
La puerta de la azotea-lavadero cerrada, doble llave. ¿Alguien entrará cuando no estoy?
Mi ropa seguía enjaulada, separándose de la nada.
Seré la única que habite el edificio.
Unas veces yo le doblaba la ropa, cuando era Ella. Todas camisetas blancas. Tampoco lo entendí.
Mi ropa, la blanca, a lavar. Mi ropa, la negra, ya seca. Como cuando desperté y dormí.
Pensando, continuamente pensando, que por más que se lave, en Cuauhtemoc, Bravo Murillo o San Sebastián se sigue con un olor especial detrás del suavizante. No usaba suavizante.
Sigo sin usarlo.
Pensando, continuamente pensando, que debería comprar una lavadora. Cuando venda mis piernas.
martes, 30 de agosto de 2011
sabías que el absurdo era de nosotros
jueves, 18 de agosto de 2011
Devitt otro por mi
la mañana pescado
miércoles, 27 de julio de 2011
La casa del lago
lunes, 25 de julio de 2011
sin un rojo cámara
¿Notaste que el azul del cineteatro esta esperándo a que alguien lo convierta en marrón?
Las hortensias nunca se fijan porqué les va cambiando el color. Ni quién hace su transicion en prismasol. Será que las hortensias piensan en otra cosa. Como en la muerte de Amy Winehouse. ¿Quién será ahora el ídolo de los falsos suicidas y las chicas de los peinados hasta el occidente?
Hoy mi voz no funcionaba y tuve que tirar de garganta. Mi voz siempre está haciéndome jugarretas. No quiere salir a pelear cuando yo la mando y se esconde tras unas cuerdas vocales cansadas de decir verdades. Tal vez deba empezar a mentir. Las golondrinas serían más compasivas con mis notas altas.
Se habla del teatro que no es teatro desde un asiento que no es teatral y una mirada que hace mucho no acoge un escenario. Acogerá su sonrisa y los caireles de rizitos de oro peliroja.
También voy a decir que las orquestas pueden tocar Lady Gaga y los asistentes aplauden emocionados en un jardín Guerrero que antes era de políticos, luego de jazzeros.
No siempre se puede entender lo que te esta pasando. Sobretodo cuando la angustia bloquea las arterias.
viernes, 22 de julio de 2011
lazos a Devitt
Dices que me sigues amando, que mi amor no es, ni quieres que sea un consuelo, sino ese demonio. Ese demonio que te lleva a ser escorpión.
Yo siempre fui de chapulines. Nunca me han asustado los escorpiones, basta un poco de alcohol para que el resto de la manada se aleje. Como con los perfumes o la mala fama de los pueblos.
Tuve mañanas a tu lado en las que juré amarte. Ahora veo que no. mi vida sigue y lo último que quisiera es estar a tu lado.
Creas historias donde no las hay. Hablas de ser escorpión cuando más bien eres el macho de la mantis. Podrás seguir gritando de que me amas y que por eso destrozaste lo que teníamos. Yo grito que lo tuyo conmigo no fue y no va. Empezando porque no sé ni que sea esa palabra para ti. Ni para mi. A mi amor se me parece árbol o flor o amor podría ser adove.
Sé que desde que no estás canto más fuerte y mis pisadas suenan como las de gigante. Que los coches me miran simpática y las avestruces han dejado de jalarme las uñas.
No sé ya ni para qué decirlo.
Tampoco extraño su jabón de manos, aunque tenga un paquete en la alacena.
martes, 19 de julio de 2011
Ayer pensé que te quería. No se cuándo.
Algo en ella sanó hoy y por eso durmió tanto.
Entonces abre los ojos a la siguiente mañana y dirigido a ella sale un “Ayer pensé que te quería. No se cuándo”
La primera separación fue dura. No se recuerda tanto llanto desde que un Romeo pensó muerta a Julieta. Un Romeo que no era Di Caprio y una Julieta que no era la de Fellini.
Despedidas hay muchas. Unas duelen más que otras, unas se lloran más que otras. Unas parecen afectarle pero el ipod siempre le rescata de ello. Eso, o algún duende que estudie arquitectura y prefiera bailar Elvis Presley en una Sala Sol de Abril.
Después de la última despedida
Se fue, para reencontrarse con una ciudad caoba de fuentes bailarinas. Con amores pasados idealizados hasta el tuétano. O quizá no. Con una ciudad de compromisos, de anillos, de sonrisas ya inventadas y borracheras siempre justificadas. Pensó que
A probar el agua de alpiste y las cápsulas de Omega 3. Intentando volver a un peso perdido. Tratando de borrar las arrugas que habían salido fuera. Sería por el frío, o por los llantos en las estaciones, o por gestualizar cuando no debería.
Después de tanto azufre
Así acaban casi todas las historias. En realidad todas las que no sean de fantasía. Pero
Se miran en una Catedral que estuvo hundida. Una Catedral construida sobre otra. Con nuevos cimientos que están hechos de los que hubo antes.
Esta vez se despiden sin un Nos, con dos yos fortalecidos y cariñosos. Hay un abrazo de cuatro días sin un baño y una nariz tapada, que entre otras cosas, tampoco registra el olor. Hay una lágrima y unas cuantas pasadas de saliva, o de agua interna. Eso no se sabe. Dos te quieros y una seña que no logró su objetivo. Esta vez no hay corazones rotos, ni egos destruidos. Hay una mochila que va de regreso a la lavandería y unas botas, de tacón, preparadas para largas distancias en ciudades desconocidas.
sábado, 9 de julio de 2011
¡órale valientes! H. l azul.
viernes, 8 de julio de 2011
Devitt uno de aqui.
miércoles, 6 de julio de 2011
V (homenaje al l. a)
jueves, 30 de junio de 2011
otra vez (h.l.azul)
miércoles, 22 de junio de 2011
de diarios (h. libro azul)
viernes, 17 de junio de 2011
por decir (h. l azul)
lunes, 13 de junio de 2011
Las puertas
Ahi dónde Ella y yo mirábamos desde la ventana de un piso con aire acondicionado, fotos de primeras comuniones y el dibulo del pueblo, ella y yo mirándo por la ventana esperándo que llegara el maestro de esa arte marcial que me ha perseguido y aún no termino de coger con el alma entera.
Ella en su cama de verdes y negros rodeada de sapos que nunca se han convertido en príncipes, con sus vestidos, faldas y botas nuevas. Con el perfume que volvió locos a esos dos que compartimos, o casi compartimos, o nos compartieron.
Cruzo La Fragua. Esa ferretería que se ha vuelto, ya, un todos los días con diferentes melodías. Voy a ritmo setentero. Imagino mi vida ahí, en esos tiempos. Seguro estaría desnunda con el pelo a la cintura, dibujos por todo el cuerpo y de pipa en pipa. Seguro me pondría flores en el cabello. Como ese exnovio mio que anda por ahí de revolucionario con la banda catalana. No sé si hubiera luchado por algo. Tal vez sólo me dedicaría a dar amor y a recibirlo. El amor en todas sus formas y géneros. En realidad eso es lo mío. Aunque aquél diga que ese nuevo discurso le sabe raro.
Ella que dice que ahora está enamorada. Sufre por estarlo. Por el miedo a que la lastimen y todas esas cosas que nos paralizan antes de avanzar a nada. Ni Fobia la ha disipado. Y mis palabras, ahora mismo, no pueden ser buenas. No hago otra cosa más que decir "Aviéntate que no está hondo" con un eco de lago turbio. A mi todavía me tiemblan las venas, pero a todos nos tienen que temblar.
Me miro en el reflejo del bar que siempre está al dos por uno y nunca he logrado entrar. Uñas de las manos azul metálico, lazo azul con puntitos y los pies también con puntitos azulados. Este fin de semana me dio por eso. Demasiado pop-sicodélica para ser una buena hippie. Tendría que andar desnuda con pendientes de plumas blancas y un tatuaje de una larga pluma que vaya del ombligo al clítoris. Pero estoy absorta en la cultura pop-indie y ya no puedo andar con esas cosas. Que no quiere decir que un día pueda hacerlo. Cuando termine de tirar los prejuicios por las ventanas.
Ella, que ahora estará cocinando unos macarrones con guindilla, tal vez un poco de tinta de calamar y bacon. Mientras su hermana refunfuña mirando el televisor diciendo que esto no le gusta, lo otro tampoco y preguntándose qué se va a poner para ver a los chicos del barrio, que siempre han sido una cosa normal.
Los conductores y copilotos que se ríen con mis huaraches rotos, pero las uñas bien pintadas, que no saben dejar de bailar. Y mira que bailar Let my fire no es una cosa casual. Hay que mover bien las caderas y que los brazos anden por su lado.
Ella con su camiseta negra cargando cajas de peso completo, destapando refrescos más rápido que lo que tarda un partido político en volver a robar, con la frente sudada y la sonrisa para todo borracho que quiera pasarse de listo. Ella ofreciendo croquetas y pulpo a la gallega a los viejos que se hacen llamar Las chicas y a los examores que un día le robaron un beso. Gritándole a un tío y pasando del otro, porque no le entiende y nadamás la regaña.
Paso la farmacia, en la que ayer compré mis medicinas. Esas medicinas que me retienen aqui y me están haciendo ver el mundo de otros colores. La farmacia en la que el Pedialite me volvió a la vida y regeneró el cutis de días con diarrea.
Farmacia. Como esa en la que Ella trabajaba las tardes de un verano que recordamos como el mejor. La farmacia de la señora loca y la mujer que le alivianaba la mañana. Como esa farmacia en la que descubrió que Ella era sólo para laboratorios. La farmacia de la que Ella se robaba cremas de muestra para mis arrugas. Que siguen aqui y ni el colágeno de Doctor Simil las ha quitado. Son mis marcas de guerra.
Ella, que está allá lejos. Donde no estoy yo y está todo de mi. Ella que si me sigue pensando hace que algo de mi se retenga. Ella enamorada de uno al que no conozco. Al que no llamaré para amenazarlo con matanzas. A la que no plancharé el pelo antes de una cita, como a los quince. Siempre a los quince.
Ella...
Giro a la izquierda, esa izquierda que no es la de aquél. Aquél que nos separó y nos unió más que nunca. Giro y los Doors me dejan. Así entra con todo Lilly Allen. Vuelve el indie-pop, o al revés. Doy tres saltos y una vueltecita. Para gritar Fuck you a voz dulcificada, con el vestidito azul y las ganas de haber sido setentera en la última canción.
sábado, 11 de junio de 2011
de tu oficina a mi casa
Estoy afuera. Verte y recordarte de cuando no encontraste bolita de cristal para mi y en cambio volviste con una botella de vodka, un vodka especial, dijiste. Como si representaran lo mismo. He ahí la diferencia entre mis sueños y los tuyos. Hablar de cuando desde Barcelona llamabas para decir que había un lugar de hadas al que me llevarías. A ustedes les encanta decir que me llevarán a todos lados.
De los días en los que nos leíamos y luego, cuando te ibas con ella, yo a llorar haciéndome amiga de la cabecera de esa cama-cuna con el edredón blanco. Y entonces borracha a escribir de ti, por ti, pa-ra-ti, como escriben ustedes. Perdón por el ustedes, ya se que tú no eres él pero una cosa lleva a la otra, como tú me llevaste a él. Pero eso hoy no importó. Del desfile por las escaleras en mis noches de borrachera clownesca. De tus caídas en esa ciudad desconocida que te anesteció desde que bajaste del avión. Sobretodo de la última, la caída en el aeropuerto. La de las escaleras de subida, que nunca son una gran caída, dijiste, y las carcajadas que te echaste al levantarte.
Pero no lo hice. No giré, ni te marqué. No es que no te llame, hablo contigo casi más que con cualquier otro, pero pocas veces con esa sonrisa y esta sonrisa hoy era para mi. Sabina me rogaba cantarlo y preferí seguir el camino bajo la lluvia. No hay nada que me embriague más que el olor que desprenden las gotas al caer en la cantera cubierta de polvo. Esta ciudad de cantera y casas pequeñas. Esta ciudad que no es esa en la que estábamos hace tiempo.
Crucé el semáforo, a mis anchas, Sabina se canta con calma, algunas veces claro. Un conductor estresado quiso regañarme por no cruzar más rápido. Paré en seco. Me acerqué a la ventanilla de su mujer y le dije – Tranquilo señor. Usted va en coche bajo la lluvia y yo voy caminando ¿quién debería estar más de malas?- El señor gordo, por supuesto, se echó una carcajada y me dio el paso. Caminé la siguiente calle riendo. Estas medicinas me hacen reír mucho. Volví a pensarte y en esa frase que dijiste hace unos días, cuando veniste a casa y no dejaste recado en el baño. Algo de mi facilidad para cambiar mi día por un hecho tan simple como cantar o bailar por las calles.
Agradecí tanto no tener coche y ser un eterno peatón. Pensé que si algún día hago una novela será sobre peatones y conductores. Si tuviera coche ¿qué haría el resto del día? ¿En qué momento disolvería mis emociones con pasos y saltos bailarines?
Menos mal que nunca aprendí a manejar. Sabina calló y entró Joan Sebastian. En realidad no se cómo apareció en mi mp5, pero entró cantando Ponles agua fresca. Entonces mi mente volvió a dejarte y se fue con otros, cada canción era uno nuevo. El olor de uno, la sonrisa de otra, las palabras de él y los movimientos de aquél.
Al cruzar la plaza la lluvia decidió no visitarnos. Seguro vio que no iba a molestar y se recogió. Saqué mi cámara y tomé fotos con vista al cielo. Seguro nunca las verás. No te gusta navegar en sitios con imágenes. Tú sólo eres de letras. Como cuando en ciencias políticas me instruías sobre el propedeútico de una carrera que nunca estudié y un amigo Pepe te hacía burla. Tú y las letras. Aunque ya casi no. Canté en voz alta todo el camino, reí sola y estuve tan contenta de ser y estar. Sólo yo. Olvidé mi enfermedad cuando retraté la casa blanca con la rama verde que sale de la pared.
Rematé llegando al departamento, al mio. Al de la la planta llamada Hermenegilda, las estrellas, los diarios y los autoretratos de los otros. Abrí la puerta con Esta boca es mia y solté una carcajada.
viernes, 3 de junio de 2011
hoy muere mayo
Hoy muere mayo
Hoy muere mayo. Y con él se mueren mis ganas de volverte a besar.
Hoy entierro tu olor y tus canciones.
Hoy mueren tus preguntas por la mañana para ver qué te pones.
Hoy le llevo flores a todos los sueños que hice contigo y de ti.
Mis lágrimas cremarán la historia de vivir juntos y de que el amor contigo era amor.
Hoy muere mayo y mayo se lleva consigo enero, febrero, marzo, abril y un día de noviembre.
Hoy los días en tu cama y en la mía se vuelven cenizas.
Hoy se mueren, para siempre, tus mensajes en la madrugada y los mios en la esquina que lleva tu nombre y ahora se queda huérfana.
Muere mayo y con él todas las lágrimas que he llorado por ti, por mi y por nosotros en estos treinta y un días. Cómo hubiera querido que fuesen menos.
Adiós mayo. Adiós dolor en el estómago por las mañanas y por las tardes y todavía más tarde.
Mi más sentido pésame a las noches de preguntas tormentosas sobre mi contigo y tú conmigo.
Mueres mayo y llévate a la tumba la sensación de haber sido engañada. Esta reducción, al mínimo, de mi.
Muérete mayo, muere con todas las palabras que me laceraron. Muere con el mensaje que hizo cachitos lo que llevo dentro. El alma, el corazón o el ego. Nunca sabemos cuál es cual.
Muere mayo y no vuelvas más. Quédate en este año, en este tiempo que no es tiempo. Muere con el ardor del estómago y la afonía crónica.
Entiérrate mayo del dos mil once y no vuelvas.
Entiérrate muy abajo y déjame empezar un Junio sin ti. Sin tu mirada de lejos recordando el dolor.
Que nazca un Junio de olvido y de perdón.
No quiero volver a verte mayo. No en lo que me resta en esta ciudad. Y en todas las que vienen.
No quiero más mensajes, ni mails, ni alertas sin responder.
Mueran los días a la espera de un arrepentimiento inesperado.
Muérete mayo con las ilusiones de una equivocación momentánea.
Al cementerio con la esperanza de un “perdón”.
Entiérrate con los litros de azahar para dormir y su imagen. Con las pocas fotos juntos y las dudas de qué fue y porqué.
Mayo, al inframundo, ahí dónde no me acuerde que alguien se olvidó de mi corazón y decidió desgarrar mis hojas con su nombre.
Muérete mayo. Muerete mayo.
Muerete mayo.
Muerte a mayo.
Hoy murió mayo… y un poquito de mi.
lunes, 23 de mayo de 2011
la ultima letra
lunes, 2 de mayo de 2011
Sin poder pegar ojo en toda la noche. Dandole vueltas y vueltas a la burla. Al reto que fui, que soy. Me niego, no quiero, ni debo volver a pasar por esto. Duele en cada parte, aunque se creía que no dolía tanto. Y ni se sabe qué duele.
me retiro de este juego-humano. Me he canssado y no doy más.
Ahora sólo el árbol, el libro y mi teatro. Ya no más compartir. ya no más intentar. Yo conmigo que es lo que me queda y es lo que hay.
No volver a sentirme de otro que no soy yo. Haber comprado su sueño y olvidado el mio.
Me retiro, señores, del negocio del amor. Nunca fui buena en matemáticas y menos en administración.
Con una reverencia felicito al retador y gran ganador de la jugada. Ojalá la recompensa sea buena. Ya que el premio no fui yo. Y pude haberlo sido.
Me retiro, señoras, del negocio del amor. Y me vuelvo de mi para mi. Para no volver al insomnio ni a los ojos inchados. Nada de espejismos, ni oasis en el desierto. Luego el despertar pesa demasiado, y no se yo, no se hoy si me este valiendo la pena.
Me duele demasiado. y no puedo leer, ni escribir bien, ni ver película. Sólo la mirada perdida y las imágenes duras en mi cabeza. Para dañarme más, para triturarme más.