miércoles, 5 de mayo de 2010

dejando atras lo indejable


La costumbre, ese monstruo, que devora todo sentimiento.
Hamlet
(h. al libro azul)
Así que un día, mientras él firmaba los papeles de divorcio. Se dio cuenta que nunca lo amó. Que las noches que pasaba a su lado entre caricias y abrazos eran sólo reconfortantes para su cuerpo. Para su corazón dolido y alejado del verdadero amor. Soñando todas las noches con ella, despertando con él. Primer acto de la mañana : girarse acariciarlo, besarle la mejilla ylos párpados. Para luego volver a cerrar los ojos y pensar en la sonrisa de ella. No porque así lo quisiera. La mente y la memoria son las eternas traicioneras de nuestra vida. Traidoras y asquerosas que la hacen pensar en ella cuando debería pensar en él y en el calor que hay debajo de sus sábanas. Como él pasaba por ella todos los días, para recogerla del trabajo. Para cargarle el bolso. Para limpiar sus lágrimas. Llevarla a cenar y a bailar. Cantarle Billy Holliday cuando ella ya estaba cansada y no quería otra cosa más que una copa de vino y el blanco de su sofá. Así que él, todo paciencia, todo amor o todo necesidad, cogía el mando del televisor y pretendiendo ser ella, Billy, cantaba hasta las cuatro o cinco de la madrugada. Hasta que ella cerrase los ojos. Después de haber reído de él y con él. Cerraba los ojos pensando que lo amaba, hasta que de nuevo ella, la otra, asaltaba su inconsciente para hacerla reír o llorar en sueños. Para recordarle que aún sigue ahí. Que no se ha ido. Que no se irá. Porque pasan los años y los sueños siguen siendo los mismos. Aunque esté él u otro, u otra.
Nunca se deja de ser la que fue de alguien más. El que fue de alguien más. Aparecen por las noches para que no los olvidemos. Que ella es ella y ellos, de antes y él de ahora.
Hasta que firma el divorcio para descubrir que la próxima vez que amanezca junto a ella o junto a otro soñará con él. Y así sucesivamente.

domingo, 2 de mayo de 2010

limpiando


Los tiempos son crueles cuando somos traidores y no lo sabemos nosotros mismos:
cuando entendemos los rumores por lo que tememos, sino que flotamos en un mar violento y tempestuaos de un lado a otro, moviéndonos.
(lady mcbeth)
Es que llevo aqui ya no se cuánto tiempo. Cuidando todo lo que hago. Recojo cada pelo que se me cae. Porque aquí no es como allá, aquí mis pelos les dan asco. Aunque sea yo la que los recoja. También recojo sus pelos, porque también sus pelos les dan asco. No sé en qué momento me convertí en esta masa amorfa que sólo da asco. Empiezo a tener asco de mi misma. Aquí, porque allá..allá de dónde yo vengo o vine, ya no me acuerdo qué fue primero, no tengo que recojer las moronas, ni las cenizas, ni aspirar los sillones. O eso creo. A veces no me acuerdo cómo era allá y me hago una idea que seguramente sea falsa. Porque cuando pasas el día recogiendo pelos y pipas y colillas de cigarro. La vida de otra parte te parece mejor. Pero ¿hay alguna vida mejor?
Recuerdo, quiero imaginar, que entre la suciedad se está mejor. Entre los miles de cabellos flotantes, entre las pelusas que flotan por los aires y las telarañas que se amontonan en las esquinas de casa. Al menos me puedo mover. Soy parte de ellos.
Aqui limpio y limpio y sigo sintiéndome sucia. Soy yo la suciedad. La peste la traigo yo. Lo puedo ver en sus caras y en la forma en la que quitan la escoba cuando estoy en sus cocinas. Porque cuando entran a casa y se dan cuenta de que sigo ahí cambian el tono de voz. Me saludan con un falso tono agudo que nadamas es una forma de decirme "¿sigues aqui?" Mi sola presencia les repugna. Sé que huelo a sus desechos y por eso me repelen.
La lejía me quema las manos y los pies y por más que intento lavarme sigo oliendo a basura, a comida podrida y a los labios que no volverán a posarse en mi mano izquierda. Sé, recuerdo o soñè que allí.. ahí donde yo... creo que alguien me la besaba en las noches. Antes cuando mis manos no tenían las llagas que dejan la escoba y la fregona entre los dedos. Pero sigo aqui. Limpiando los desechos de los demás para limpiarme a mi. Ya no sé cuándo empecé a sentirme sucia. Quizá cuando empecé a limpiar. Porque no recuerdo que allá.. allí... o talvez sí y lo he olvidado. Me ducho cuatro veces al día, cada vez que voy y vuelvo de limpiar. Mi ducha comienza a oler mal y me asusto. Esto no es normal. ¿podría ser que algo dentro de mi se está pudriendo? Debe ser eso porque mi habitación también huele así y el salón y las calles. A mi no me molesta ese olor. Pero sé que a los demás sí. Eso me avergûenza. Me avergûenza cuando los toco, siempre sin querer, y ellos echan para atrás. Temerán que los contagie. Que éste olor les penetre, como me ha penetrado a mi. Porque antes allì... allá... dónde yo... creo que no me pasaba. Y es que allí... donde yo... todos huelen igual, o eso creo, quiero recordar. También limpiamos pero nos gusta dormir entre hormigas y humedad... Nos gusta... No me acuerdo porqué a veces hablo en plurar. Cómo si no estuviera sola y este olor fuera compartido.