sábado, 25 de junio de 2022

le tengo miedo al tiempo

 Es el tiempo, Sandía, el que me atormenta. Con sus agujas clavándoseme en las costillas. Diciendo se acaba, se acaba, se acaba. Tengo miedo Sandía, de volver a pisar las calles que bailamos juntas. De oler el verano madrileño y no querer salir de ahi, de querer abrazarme a una farola frente al oso y el madroño, llorando, fuerte. Y no querer volver. Me da miedo Sandía, encontrarte vieja y sin luz en la mirada y darme cuenta que yo también, también estoy vieja y ya no puedo caminar de Plaza Castilla a Embajadores, bailando, imaginando que voy charlando con Lorca y Dalì, sobretodo porque ahora Dalí me cae un poco mal.  Tengo miedo, Sandía, de pasar por los columpios de La Latina y verlos vacíos, porque ni tú ni yo recordamos cómo despegar los pies de la tierra. Tengo miedo de no poder sostener todo lo que me despierta tu ciudad, que fue mia durante tanto tiempo. Verte ahora madre y ya no hija y que todo tu amor y cuidado ya no sea para tu amiga la migrante pobre e ilegal.  Tengo miedo de encontrar mi fuego, el fuego de la malasañera que recorria las madrugadas bailando entre Bilbao y Lavapies, la que meaba entre basureros y se hacía amiga de los modernillos que intentando burlarse de ella terminaban ayudandola a cubrirse. 

Tengo tanto miedo y sueño tanto con volver. ¿Porqué carajos dicen que al lugar donde fuiste feliz no has de volver?  y… aunque ya he vuelto otras veces, siento, de alguna extraña manera que esta es la primera vez que vuelvo. Que tengo que caminar por el Reina Sofía buscando mi sombra, una de mis sombras. Subir por Santa Isabel y llorar frente a la ventana de mi primera escuela de Teatro. Que tengo que ponerme los audifonos y recorrer el río Manzanares  y sentarme en la banca frente a mi segunda escuela de teatro, y talvez entrar, ir directa hasta la bodega que limpié y pinté durante dos meses para terminar de pagar la colegiatura. La bodega en la que me encontré la verdadera historia de Les Joglars y me prometí ser como ellos…y un poquito fui, pero ya me cansé. Tengo tanto miedo de encontrarme y darme cuenta que me he perdido. ¿Sabes que extraño? Nos extraño usando minifaldas  de mezclilla y maquillarnos en Montera frente a los escaparates. Hace tanto que no uso una minifalda de mezclilla. Hace tanto que no me siento una sexy malasañera, hace tanto que no me río hasta escupir las patatas con chorizo. Tengo miedo Sandía, de volverme a subir a un escenario, de volver a brillar, y es que Madrid es mi escenario favorito Sandia y todavía no llego y ya estoy teniendo miedo de despedirme.