sábado, 16 de junio de 2007

Viaje a Nápoles III (h.al l.azul 11)

(s. de oro) se literalizaba la vida y
se vivía la literatura
Karl Vossler


Ella- 651630956---- tmmm---tmmm

El chico de la chaqueta verde- ¡pollo saltarín!

Ella- (silencio, a punto de colgar) ¿qué se supone que tengo que decir?

El chico de la chaqueta verde- (voz de vergüenza) Chica... te confundí.

Ella- ya...Terminé Broken Barbie.

El chico de la chaqueta verde- uf... qué sensación. Ven a casa tengo panteras rosas y cerveza sabor melocotón.


Ella, Chica, sale. Cinco estaciones de metro.


En el piso.

Ella- ¿ahora qué?

El chico de la chaqueta verde- cambiaste el bolso transparente.

Ella- es que... traigo a Lezama Lima.

El chico de la chaqueta verde- ¿y?

Ella- Estoy muy lejos de Paradiso. Stell vomitaría con tanto lenguaje.

El chico de la chaqueta verde- (trayendo los panquesillos de la pantera rosa) ¿Tilly and the Wall?

Ella- Hoy no. A veces me recuerdan a un coro de iglesia. Que se vayan con Márquez a los funerales de mamá grande.

El chico de la chaqueta verde- escucharemos Cri cri. Otra vez.

Ella- ( acariciándo al gato, ya casi sin asco) tú... ¿cómo superaste el final de Broken Barbie?

El chico de la chaqueta verde- me empastillé y tres días después empecé a Carver.

Ella- quiero Broken Barbie 2... No me apetece ser nadie que no sea Stell.

El chico de la chaqueta verde- Conocí a un chico que engordó veinticinco kilos después de La conjura de los necios. Con Cooper adelgazó.

Ella- eras tú.

El chico de la chaqueta verde- ah... si. (en su boca la pantera rosa completa)

Ella- no me gusta que estés feliz... o eso.

El chico de la chaqueta verde- a mi tampoco.


Ella- ( se levanta, coje su bolso, que no es transparente. En la puerta) me gustas con el corazón roto... Algún día, Nápoles.


Se cierra la puerta.

El chico de la chaqueta verde- (solo, sonrojado y sin beso en la nariz) La próxima vez no será Nápoles







viernes, 15 de junio de 2007

Hadita en la ciudad ( homenaje al l. azul 10)

to little star n pabliki

Silencio
se oye el pulso del mundo como
nunca pálido
la tierra acaba de alumbrar un árbol.
Vicente Huidobro.
El suelo de esa ciudad tenía demasiado polvo. Para hadita eso era un problema. Su tamaño es muy pequeño y cuando los días son húmedos las alas suelen pesar y las arrastra. Los días húmedos mantener el vuelo y la sonrisa en alto resulta un puzle imposible para hadita.
Hadita andaba invisible por la ciudad. Estaba tan cansada que sin darse cuenta pisó una de sus alas y se cayó. Notó las puntas de plumas grises y mojadas.
Ya no quería más puzzles. Lleva mucho tiempo tratando de embonar las piezas. Tal vez se equivocaron al darle a ella ese rompecabezas. Rompecabezas, rompealmas. Desde luego alguna ficha ha encajado pero son más las que sobran. Ese día eran demasiadas las que sobraban. Vacíos. Estaba cansada de tanto hueco. ¿Porqué esa misión a ella?
Estaba lloviendo. ¿No decían que Junio allí era todo verano? Llovía, y hadita salió sin paraguas. Necesitaba sentirse en la naturaleza. En las metrópolis es difícil conectar con lo natural. Descalza por la acera. Deteniéndose en cada vitrina. Con la mirada del que sabe que no lo va a a encontrar. Pero hay que seguir buscándo. Llovía afuera. Llovía adentro.
Las gotas escurrían por sus rizos. Sus rizos que en días buenos son caireles.
La lluvia le había quitado la purpurina y el brillo estaba atrapado en las uñas de los pies. El rosa y el violeta se habían vuelto grises, grises blandos y oscuros.
Hadita se detuvo frente a otra vitrina. Mirába la pintura de Dalí y quería conocer a la chica de la ventana.
La dejaron sola en esa ciudad, entre humanos. No recordaba los destellos de las demás hadas. Cambió sus recuerdos por espectaculares de Loréal. Hadita pensaba que ya no quería ser hadita. Quería desencajar las alas y ser mujer. Tenía la mirada en la brillantina atrapada de sus pies.
Sintió una mano en el hombro. -No puede ser- pensó hadita- en esta dimensión nadie puede verme. La mano era fresca, olía a cereza.
Giró esperanzada.
Era ella, estaba allí: ¡La Gran Extreya! La mayor deidad de las hadas estaba frente a ella. Frente a hadita que siempre había sido hadita y que será hadita. Era verdad lo que decían; La Gran Extreya era alta y esbelta, las manos delgadas y vestía como humana de los 70's. Hadita no lo había creído cuando se lo contaron. Pero decían que todo tenía que ver con un enamoramiento en esa época. La Gran Extreya no venía sola. El maestro Makro Pablax estaba con ella.
Hadita estaba tan emocionadá. No podía respirar. La Gran Extreya miraba a hadita con tanta ternura que hadita casi lloró. Después la gran deidad sacó un pañuelo de estrellas y le limpió la carita a hadita. Le rocío purpurina por todo el cuerpo y le entregó una campanita.
A continuación, y en silencio, el maestro Makro Pablax sacó de su bolsillo una nariz de payaso y se la puso a hadita. Al instante los tres rieron. La Gran Extreya le dio un beso en la mejilla y susurró a su oído "Todavía no". Con estas palabras desaparecieron. Hadita sacudió sus alas, y limpia, salió corriendo a casa por sus zapatillas de algodón.

jueves, 14 de junio de 2007

innanimádo. ( homenaje al l. azul 9)


Ando solo en una multitud de amores
Dylan Thomas
Ya sé que los que son como yo tenemos historias como ésta a diario. No sé si sea que cada vez hay menos. Entonces cada una me afecta más.
Esta noche, como todas las noches, llegaron. Él parecía rondar los cincuenta, ella dieciseis como máximo. Muchas veces han llegado de esos. Ésta era diferente. Yo los observaba, desde arriba como siempre. Inmóvil. Él desenganchó del cinturón un móvil, luego el otro que era aún más grande, de los que parecen agendas electrónicas. O no sé si lo sean. No hablaron, nisiquiera sonidos. Se quitó la chaqueta, los pantalones y finalmente los calzoncillos. Únicamente se dejó puesta la camisa, sin quitarse la corbata. Se sentó en posición de mariposa sobre la cama. La chica, la niña, permanecía de pie frente a él. Se deshizo de sus zapatillas, los vaqueros y las pulceras. No podía ver su cara. Él tenía prisa, mirába el reloj. La niña subió a la cama y lo rodeó con sus piernas. Una coreografía ya aprendida. Sólo se escuchaba el rechineo de la cama y los pequeños choques de cuerpo contra cuerpo. No emitían sonidos, ninguno de los dos. Me llamó la atención.
Por primera vez en seis años, que llevo aqui, no me miraron durante todo el acto. Ni una sola vez. Todos los demás lo hacen. Sobretodo las mujeres, les encanta verme mientras ellos están encima y me sonríen. Siempre he querido tocarlas. Sobretodo a la que viene los martes con el policía.
La pareja de ésta noche. Creo que él terminó. No lo supe muy bien. Se levantó de la cama, tomó sus cosas y salió. Ella se acostó. Y ya sola, me miró. Era tan pequeña, sus ojos todavía tenían la forma de los dibujos animádos. Se detuvo un segundo mirándome,pero en seguida se tapó la cara y comenzó a llorar. Empezó sollozando. Después se colocó en posición fetal, se convulsionaba, no paraba de llorar y lo hacía tan fuerte que pensé que me iba a romper.
Quise bajar, taparla con el edredón. Cubrirla y decirle que no pasaba nada. Acariciar su cara, tan pequeña. Besarle la frente y abrazar su pecho para que dejara de temblar.
Hoy quise moverme más que nunca. Más que aquella vez que la mujer del policía hizo streapteasse para demostrarle su nuevo tatuaje.Sobre la cama sólo me veía a mi. Seduciéndome tocando su tatuaje.
Pero esta vez fue diferente.Como siempre, no pude moverme, pero comencé a rechinar y a sudar, porque yo no puedo llorar. Las gotas le cayeron a ella. Se asustó. Se vistió y salió corriendo.
Olvidó sus pulceras.
Sigo aqui inmóvil algo me duele, me duele mucho. Estoy cansado de no dormir. ¡Sáquenme de aqui!
Se fue, me dejó sus pulceras. Para no olvidarla. No podré ir tras de ella. Nunca. Ella saldrá corriendo del motel. Con los años se convertirá en algo, en quien sea. Yo seguiré aqui. A menos que el policía utilice algún día su pistola para mí. Caeré en cachitos. Dejarán de ver su reflejo y yo de verlos y oírlos gemir.

miércoles, 13 de junio de 2007

Los 15 ( homenaje al l.azul 8)


El disimulo y la hipocresía son
necesidades que nos ha impuesto la sociedad.
Marqués de Sade.
No quería interrumpir mi Homenaje al librito azul. Pensé que tendría que hacerlo de nuevo. Error. Vino Sade, como siempre cuando más lo necesito, y todo embonó. Estos días el mundo conspira en blogs, páginas webs y coments. Hablaré en singular. Siempre que hablo en plural la cago.Todos los días; seis horas de clase, seis en el trabajo, dos en autobús y dos en metro. Trayectos leyendo. ¡Ahora en Mp4! Ilusión de un blog. Para demostrar ( a mi?) que no soy sólo carne y hueso ( timbiriche,por aquello de los plagios), que también soy historias antes del "corte". Que no soy literata, pero a algunas personas les interesan mis divagaciones. Navego entre blogs descubriéndo, reencontrando, encontrando. Conéctandome ,de alguna forma, con rostros del otro lado del ordenador. A veces es una vecina de alguien que conocí, otras un Sr anónimo interesado en reivindicar los derechos de autor, con el chico que algún día acabará su novela, y los amigos o examigos, o eso, bueno el cuarteto que, apesar de todo, sigue brillando por las noches. Nunca falta algún enamorado cibernético o enamorada. Y claro la amiga fiel que visita mi página todas las noches. Nos convertimos en un grupo de cibernautas, obsesionados con... algo.. ¿trascender?, ¿comunicarse?¿sobrevivir?
Esta mañana pensaba en los plagios. Recordé mis quince años. A mis quince años memorizaba los "outfits" de mi hermana, para yo usarlos al siguente día. Contestaba el teléfono de casa, cuando algún galán suyo llamaba, y fingía ser ella, muchas veces. Charlaba con los chicos, que aquí llaman bohemios, y me proclamaba fan de Nirvana y de Pearl Jam. Rezando para que no descubriéran el c.d. de Anahí con Kuno Becker de mi mochila. Que sólo había escuchado Jeremy y sabía de Nirvana porque mi primo estaba enamorado de Kurt Kobain. Pero me hubiese encantado ser una grupy muy grunge ( no sabía lo que era). Cuando hice mi fiesta de 15, con mi mejor amiga, nos compramos vestidos iguales, obviaré el porqué. Hice 800 boletos para sorprender al chico que me gustaba. Fueron los 800, el chico que me gustaba no llegó.
A los 15 me invitaron a una tocada!Saqué mis mejores galas de chica hippie-punk ( tampoco sabía lo que era). Allí conocí a un chico... escribió "lee lo que sea, pero lee" Ahora él me lee a mi. ( todavía tengo ese mail).
A los 15 me disfrazaba de puta para que me dejaran entrar al antro. No me dejaban, tenía que pagar, y es que no era una chica especial.
Llevaba el cabello a la cintura, largo y rizado. Casi lograba parecerme a Lucerito. Me faltaba el levantamiento del hombro.
Ahora lo llevo obscuro y pequeño, como Amelié.
En esa época mi primo solía burlarse porque en cuánto conocía a un chico con más de dos dedos de frente quedaba profundamente enamorada. Era escuchar la palabra "libro" y caer a los pies de cualquiera. Ahora me desesperan los intelectuales, aunque no han dejado de encantarme.
A los quince me tiraba las mañanas enteras haciendo letreritos y cartitas , igual que mis veintitres compañeras de clase, para mis amigos de la escuela de los niños.
Bueno éstas, y muchas otras cosas hacía yo a mis quince. Menos mal que nadie se ha salvado de esos años.
No puedo juzgar los plagios. Los cometo a diario. Este blog es una idea plagiada de un cuarteto que, todavía, brilla por las noches.
borregos retribuyendo.

martes, 12 de junio de 2007

aniversario ( Homenaje al l. azul 7)

A mi muertita.
Y aguanto bien
porque estoy sola
entre las gentes sin sentido,
y no me desespera tanto.
Cortázar
Ocho meses.Hoy es tu aniversario, o el aniversario, o lo que sea.
Hoy hace ocho meses partiste. Pinche suerte.
Llevo casi cuatro semanas sin llorar por ti. Pensé escribirte hoy, porque dicen que en los aniversarios los muertos suelen bajar. Y, a mi me gustaría que vinieras esta noche. No tengo miedo a la muerte. Disfrutaría que bajáras a visitarme, aunque fuera entre sueños. Que habláramos hasta el amanecer. Sentadas en el salón. Tú comerías tus piedras de calcio, mientras hablamos, y yo probaría un poco para probar de todo.
Me dirías que ya me habías dicho que con los amigos no y yo diría que arrepentirse nunca tiene sentido.
Te diré que no he querído regresar a esa ciudad con alma de pueblo. Y es que allì la gente en la calle se detiene para decir que me parezco a ti, y yo lamento que tu belleza se haya ido y ahora se tengan que conformar con la mía.
Que al llamar a papá por las noches, confundía mi voz con la tuya y eso lo hacía llorar.
Que mamá se asustaba al recordarte tan exacta en algún gesto mío y salía llorando, igual que él. Yo tenía que reír para que no se notara tanto.
Tuve que irme porque no podía soportar cómo se escocía el pecho al responder el porqué de mi visita.
Te lloro acá, de lejos...aunque hace tres semanas...
Volví a cruzar el océano para, de este lado, imaginar que sigues allá. Así no pasar por tu carretera y querer acercarme. Para no encontrarme con la peluquería donde prometiste llevarme al ginecólogo y me hiciste reír.
No soportaría las Windstar blancas, que aquí no hay, habitadas por una madre atolondrada que no fueras tú.
Tal vez contestarías que no sea cobarde y que tengo que regresar. O quizá, como la última vez, despúes de hacerme una sopa caliente y meter chocolates y a Cortázar en mi maleta, te enorgullecerías de que sigo aqui. Viva, caminando.
Te diré que tu partida me entristeció tanto que terminé leyendo a Cohelo y escuchando a Diego torres, y ya no distinguía qué era peor.
Que me dio rabia dejarte ir. Y he pasado por todo.
Hablaremos de que he perdido la fe en el ser humano, y seguro te reirías al decirte que todavía creo en las hadas. Que me parecen absurdas y estúpidas las canciones de amor, que es mentira que todo acabe bien, que no entiendo al que muere lentamente por no sentirse amado.¿qué alguien necesite que lo ayuden a olvidar?
Que me parece tan maricón este mundo, con sus cancioncitas, y sus novelitas, y sus cuentitos y sus blogsitos, como yo.
Ahora te rogaría que comprases la pijamita de spider man. Ésa que no te dejé comprar para que ahorráras. Qué tonta me hace sentir ahora.
Confesaré que lloré muchas noches y días, no porque no entendiera tu muerte, porque no entendía la vida. No la entiendo.
Que ya no refugio mi llanto en amigos, porque me da vergüenza. Pero bailo por las calles y por los bagones de metro sin guardar recato alguno.
Verías que mis converse dicen Mary Joe, no sé quién sea esa, pero así me llaman desde hace unos meses.
Te preguntaré qué se siente morir. Si de verdad lo amabas. Si sigues pensando como ayer.
Seguramente sonreirás al ver que me teñí el cabello de negro, como tú lo querías. Me felicitarás por haberme vuelto más mujer y usar cremas, shampoos y maquillaje. Contestaré que no hay de otra. Cada vez menos especial.
Recordaríamos la vez que te mandé un mensaje diciéndo "te quiero mucho" y tu llamaste porque creías que me iba a suicidar... tan poco te lo dije...
Te descansaré diciendo que ya no estoy tan mal. Que la literatura me ha ayudado, como siempre. Que tengo un revoltijo mental de quiceañera y es muy divertido. Que en el fondo me gusta la canción esa de la esperanza, muy en el fondo. Que a veces me carcajeo sola por las calles. Que suele ser muy divertido estar sola y espero que a ti te pase lo mismo.
Te diré que te quiero , pero tranquila, estoy muy lejos de suicidarme.

lunes, 11 de junio de 2007

Desenamorádos anónimos S.A.DE C.V ( homenaje al l. azul 6)

El rugido de la tormenta en el exterior
aumentaba su bienestar.
Yukio Mishima
Doctora- Bueno, supongo que ya sabrán el proceso. Cada quien se presenta y cuenta su historia. ¿vale? Intentar quitarse la vergüenza. Aqui todos somos iguales
Ana- Yo le amaba. Juro que lo amaba. Me gustaba despertar antes que èl . Lo miraba dormir. Acariciaba su cabello. Rubio rizado. Paseaba mi dedo pequeño por sus cejas, sus párpados, su nariz. Delineába su boca con mi dedo ya húmedo. Despúes lo despertaba a besos. Lo hacía suavemente para no despertarlo de golpe. Él abría los ojos, me daba un beso en la mejilla y hacíamos el amor.
Por las noches él me esperaba con la cena hecha y yo llegaba siempre con alguna sorpresa. Cuando teníamos reuniones y él iba por las bebidas, me escapaba a secuestrarlo y hacíamos el amor allí, en la cocina, mientras nuestros invitados esperában que llevaramos el jamón y el tinto. (suspiro)..
Una mañana desperté. Su cuerpo pesaba sobre mi espalda. Me escabullí para ir al baño. Cuando regresé me pareció que la habitación apestaba. Abrí las ventanas y me dio asco verlo allí en la cama, que ahora era de los dos. No quise despertarlo. Hice mis maletas y salí corriendo. Al bajar las escaleras escuché como gritaba. No voltié. Nunca más. Sé que él no ha podido superarme. Dicen que llora mucho.
Desde entonces no creo en el amor. Tengo miedo a enamorarme. Pienso que voy a lastimarlos a todos.
( sollozos, llanto, sollozos)
Doctora- Tranquila Ana. Todos hemos pasado por eso. Para eso estamos aquí. Escuchemos ahora a Saúl.
Saúl- Yo la amaba. De verdad la amaba. Es más, todavía, a veces, la amo. Fue un día. (tos) Yo regresaba del trabajo. Habíamos peleado por la mañana y para contentarla le compré un secador. Cuando llegué a casa ella seguía enfadada. Le mostré el secador y no pareció gustarle como yo pensé que lo haría. Se metió a duchar y salió de mejor humor. ¿Porqué las mujeres necesitan agua para relajarse? ( tos)
Ana- (interrumpiendo) bueno no es que la necesitemos.
Doctora- Ana, dejemos terminar a Saúl. Cuando termine comentas lo que quieras.
(silencio)
Saúl- Al salir de la ducha, me sonrió. Era una sonrisa diferente. No supe si se quiso burlar de mi o complacerme hipócritamente. Me dijo que ya no importaba lo de la mañana y que si la ayudaba a secarse el cabello. Normalmente yo no hubiera cedido, pero bueno, había que enmendar las cosas. Me dispuse a hacerlo, estaba pensando en el partido del Real Madrid mientras salía el aire caliente por ese tubo. Tardaba mucho en secarse. "Ya que estábas podías haber comprado uno más grande". Escuché eso y... ( tos) No sé qué pasó. Sentí mucho calor. Sujeté el secador con mucha fuerza y le di en la cabeza. (tos) El secador se desconectó . La tiré sobre la cama (tos) la desnudé. Amarré manos y pies a las cuatro esquinas y .. ( tos , mucha tos)
Doctora- Tranquilo Saúl, todos hemos pasado por esto. ¿quieres continuar? Verás cómo sacándolo te sentirás mucho mejor. ¿verdad Ana?
Ana- Bueno...
Saúl- Sí. Ella ( tos) estaba todavía inconsciente. Aproveché que sus piernas estuvieran tan abiertas y metí el secador. Después lo conecté, volúmen 3, y un botón: "extra hot". Abrió los ojos. Creo que gritaba. No sé, yo sólo escuchaba el secador. Paré cuando su vagina comenzó a sangrar. Desconecté el secador y, sin hacer maletas salí corriendo. Yo también, como la compañera Ana, la escuché gritar mientras bajaba las escaleras. No estoy seguro si gritaba mi nombre. Me identifiqué con la compañera Ana. Yo también he sido incapaz de enamorarme.Pienso que a voy a lastimarlas a todas. (tos)
Es verdad, me siento mejor después de haberlo sacado.
Doctora - Excelente, eso buscamos. ¿Tú Ana, tenías algo más que decir?
Ana- (transparente) Que... yo también me siento mejor ahora.

domingo, 10 de junio de 2007

paréntesis al homenaje l.azul. Correspondencia

Deseo en la playa. Tendida en la arena. El dorso desnudo. Tú escribiendo sobre mi espalda, con pinceles chinos. No sé que escribías. Palabras de las de tu mente. Una mente que todavía tardo tiempo en descifrar. O no sé si sea la mente o la palabra. Mi espalda se arquea al sentir tu brocha y ojalá pasara un pequeño borrego sobre los hombros. Que me leyeras en el cuerpo y no en el bolsillo, con la mano derecha. Sensaciones provocadas a través de una pantalla. Y ojalá leer fuera siempre esto.. Calígulas a las tres de la mañana...