lunes, 18 de agosto de 2008

carta 4. borrego de aqui para alla

Ya pasaron muchos días y no escribes. Tengo miedo de haberte ofendido. Tal vez fui ruda reclamándote la innecesariedad de tus palabras. A veces me siento con la fuerza de las olas nocturnas y olvido que hay caracolas.
Te soñé tortuga y yo era gaviota a tu lado. mis sueños suelen ser confusos y marítimos. Esta noche tuve pesadillas. Veía algo que me incomodaba mucho y abría la boca, tan grande que la mandíbula se me desencajaba. me dolía demasiado y no podía volver a colocarla en su lugar. El dolor me despertó y despierta estuve un tiempo masajeandome la quijada porque seguía doliendo. Ya me ha pasado varias veces. ¿qué crees que quiera decir?
Un día me acordé de las mañanas en las que yo me arreglaba frente al espejo y tú te sentabas a tomar el café viéndome. Yo te preguntaba ;¿estoy guapa? hoy quiero ser guapa, decía y tú contestabas que si me lo planteaba iba a dejar de serlo. Entonces yo me sonrojaba, como las niñas que no juntan en el arenero y me bebía el café de un trago mientras terminaba de aplicarme el rimmel. Ese día tuve ganas de tí. Pero después salí a la playa y mirando a los caracoles aferrados a las rocas se me pasó el olor a café y a pelo quemado.
En las mañanas me despierta un pájaro cantador y cuando abro la ventana me viene la brisa del mar. Cuando escucho ese pájaro recuerdo aquel libro de Murakami. El de el pájaro que daba cuerda . No sé si algún día lo terminaste de leer.
Ayer hablé con la abuela. Me ha dicho que el abuelo está muy enfermo, mi abuela lloraba. Tengo miedo de que mi abuela llore. Mañana iré hasta allá, contacté a un abogado, no lo conozco pero suena educado y formal. Se llama Francisco. No recuerdo su apeido. Intentaré quitar los cargos y todo eso. Siento no haberte avisado antes pero... no sé cómo comunicarme.

El jueves llovió. Me dio rabia haber estado en la calle y no en la playa para ver las gotas callendo en el mar. La lluvia me evoca a ti en todo momento. Pensé que no podría estar donde estás tú, porque la lluvia huele a tierra, y está muy bien alguna vez al mes. Pero todos los días, me hundiría con ella.
Esta semana ha habido marea alta, es tonto pero me hace sentir más fuerte. Veo las olas y a veces cuando veo que una muy alta va a tronar grito con ella. Mis gritos ahora son graves. Intento imitar el sonido de la ola. ¿Sabías que cada ola tiene un sonido distinto?
Anoche apareció una tortuga en mi puerta. Será por eso que he soñado contigo. No le he puesto nombre. ¿Se te ocurre alguno? yo pensé llamarla Gato.

Me voy que el cielo esta tronando y quiero verlo aullar.

domingo, 17 de agosto de 2008

lk.

No sé. Es de pronto así. Que estoy leyendo y siento la necesidad de hacerlo en el volúmen más alto. Que necesito descargar todo esto que no sé qué es. Esta masa amorfa de acumulación. Las ganas de llorar por no haber sido coja, de empezar a quedarme sorda. El pánico ante los aplazamientos. Me paraliza pensar en lo que voy a sentir y estar esperándo. Esperando como una idiota. Las gentes se desvanecen en sus propios precipicios y ya estoy acostumbrada a verlos caer de sus pedestales. Porque así son las reglas y no hay nada más que hacer más que aguantar como las estatuas, recibiendo cagadas de palomas en los hombros y de vez en cuando en la nariz. Hasta que se vuelve imposible vivir sin ellas. Me inquieto y no logro detenerme en los demás, no logro ver sus caras, ni escuchar sus llantos. Me desespera cualquier intento de gemido, cualquier lágrima a punto de escaparse.cualquier lágrima que no sea mia. Así soy de egoista, de llana. Soy de todo, me lo dijo alguien una mañana mientras me planchaba el cabello y los pelos se quedaban en mi vestido blanco, él tomaba café con los ojos hinchados, ya casi lo había olvidado. Necesito un escenario y estar en otra realidad, una que no sea la mia, para poder descargar todo lo que guardo cuando me toca vivir a mi. Es una contradicción, lo sé, pero sòlo siendo otro personaje puedo sacar...eso, ya sea en risa, llanto o incluso en el silencio cargado de una escena chejoviana.
Necesito correr y pensar en lo que no he querido pensar, que aún no queriéndolo lo pienso todo el rato.