miércoles, 14 de diciembre de 2011

dale

Dale amor al hijo del otro. El tuyo nunca vendrá. Lo has atascado con flores de cempasuchil y besos de cocaína. Dale amor al hijo de la otra. Al hijo que tú ya no tendrás, por el plomo que hay en tus ovarios y la sequedad, que se cae a cachos, de tu vientre. Dale amor al hijo de ellos, al niño que crecerá para querer morir, para no entender al mundo y tener que conformarse y sonreír y luchar y autoengañarse con que no todo está tan mal. Dale amor a su hijo, porque va a necesitarlo, dale el amor que tú te ahorrarás (como en el super) en el tuyo. Dale las ganas de ser. Dale, dale, dale no pierdas el tino. Abre la cortina tina y timón de Atenas no estará bastardo. Serán los hijos que Pilatos remató con su pulcritud.

Dale agua al violador.
Coje un palo y azota tu entrevista.
Impulsa la necesidad de salir.
Asume tu aspereza.
Olvida el diez de la neurona.