martes, 28 de agosto de 2007

sabia

se atragantaba, a veces, con el color de la sopa.
con las madrugadas en una cama humeda y llena demoronas.
con la conciencia estancada en el erróneo andar y las visiones de la culpa.

arrugas en los pies y en las manos.
discimulando la juventud del cerebro.
rodeada del ayer, que la succiona.
mimetizada en las caricias que no puede abandonar.

entonces la naranja, que no está.
Está el café, amargo. El bollo de chocolate.
las pildoras de la cabeza.
su nombre grafitado en una punta de tiza