domingo, 26 de junio de 2022

SEÑORA CANELA

Imagino, señora, el miedo al tiempo y al olor a canela. Recuerdo, señora, su miedo a la vejez, que era tanto que se convirtiò en vieja a los 35. Recuerdo señora, que se ponía a sahumar canela para limpiar las malas vibras, para atraer abundancia, o nomás porque le gustaba el olor. Con su suetercito gris, qu ela hacía sentir abrazada, menos sola, más acompañada de sus brujitas . De cómo hacía, sus pequeños rituales, para conectar, aunque fuera con el silencio, con la música de las hadas, con algo, lo que fuera que le tranquilizara el corazón. Algo que le diera el sentimiento de belleza del que hablaban en sus libros. Calentar el corazòn, decía, con un poquito de miel. Para que no de tanto miedo vivir, para que los fantasmas del pasado no nos jueguen sus travesuras, para que algo, lo que sea, aunque sea el olor a canela, nos ancle al presente y miremos la lluvia, desde la ventana, sabiendo que hay un techo que nos protege y que todos estamos igual de aislados, en el caparazón, procesando las lágrimas que estaban atrapadas desde los seis. La tarde, señora, en la que intentando ser joven te convertiste en cuervo azul, y desplegaste tus alas, hasta llegar a una cueva, en la que no había más que Segismundo, esperándote, listo para decirte... Te equivocaste y aquí sigo. Deshaga, Señora, los nudos que le hicieron las meninas, las trenzas de la Iliáda y camine, camine nomás sobre las aguas. Si el Nazareno pudo, porqué usted no? Si al final es todo un juego, sòlo que usted prefiere cansarse, tomar la leche y el bollo en  la casa, escuchando el tango de fondo, para que lo que teme llegue antes y no la tome desprevenida. Pero luego, usted sabe, Señora, no se puede sostener, y le entran esas ganas terribles, de volverse loca, de maquillarse los labios, de bailar a media carretera y decir La VIDA SIGUE ATRAVESÁNDOME EL CUERPO.