sábado, 23 de febrero de 2008

sth



Motel...Motel...Motel...

Roto arabesco de neón...

soledad que gime atraves del continente

como sirenas de niebla sobre las quietas aguas aceitosas

de rios con mareas periódicas.

Burroughs.


Pasan la abuela y la niña frente al edificio rosa. El neón del letrero deslumbra los ojos de la niña y una vez girada hacia la abuela:


- Abuela ¿porqué siempre que pasamos por aqui se te llenan los ojos de lágrimas?

- Porque mis carnes son viejas y verdes

- Tu piel es fresca y suave.

- Ya no me queda nada suavizado. Estoy entelarañada y este edificio me lo recuerda una y otra vez. Por eso no debemos pasar por aqui.

-¿venías mucho cuando eras joven?

- Esas son cosas que las niñas no deben preguntar... Pero ahora que no esta tu mamá te voy a decir que sí. Yo venía todos los fines de semana. En mi época era el único lugar donde podías estar agusto con tu novio.

- ¿Cuántos novios tuviste, abuela?

- El doble de tu edad hijita... bueno eso de novios formales. ( pequeño guiño de complicidad) La verdad es que tampoco me puedo quejar. Mi piel siempre fue bien utilizada. Por mi o por alguien más pero no me quedé con ganas de nada.

-Y si... ¿podemos ir un día allí? para que me enseñes.

- Muchacha zopilota. ¿qué te voy a andar enseñando yo allí a ti? ( lo piensa un momento) además ya nadie ahí me conoce. Antes, cuando llegaba, el portero y las niñas que hacian el aseo me decían "pase uste' doña Lupita". Ahora seguro me escupirían namas verme entrar. Ahí no hay lugar para viejas como yo.

- Pues yo he visto que entran muchos viejos.

- para los viejos siempre hay lugar en todos lados. Nosotras somos las que nos quedamos jorobadas. Tomando tilitas en casa, con los nietos. Tilitas, menuda aburrición esta de ser anciana.


La niña la toma de la mano y la jala hacia la entrada del motel.

- Venga abuelita, aunque sea por última vez. ¿quién le va a hacer el feo a una viejecita con su nieta?


Entran las dos de la mano en el motel. La ancianita va riéndose a carcajadas.