viernes, 6 de septiembre de 2013

un viernes de septiembre es para escribir desnuda

Así se va dando el asunto.  Son las 3:35 de la tarde, de un viernes, de un viernes de septiembre, de un viernes de septiembre en el que no tengo nada que hacer, ni clase, ni ensayo, ni un carajo, un viernes de septiembre en el que  después de estar desnuda haciendo ejercicios pélvicos  frente al espejo, me acuesto, desnuda también, a tocar mi cuerpo  mientras tomo un buen café con leche y el cielo no para de anunciar que va a llorar en un rato. Whattssap no para de sonar y yo no paro de mandar mensajes de audio hablando sobre mi locura, la poca cordura que me queda y el indiohemoso fingiendo ser algun buen apostol de Jodorowski. Pienso, esto no puede seguir, yo no se perder el tiempo, quiero tirarme la tarde desnuda, y ¿qué puedo hacer desnuda? Miro mi computadora  y me decido a escribir. desnuda, en mi cama,  con los pechos al aire, con mis pezones mirando fijamente la pantalla. ¿Algo cambiará?¿el estar totalmente expuesta me llevará a nuevos pensamientos? ¿a otro ritmo de escritura? ¿voy a liberarme?

Después de una noche de buenas discusiones políticas con los amigos, de esas discusiones en las que no paro de hablar, pero tampoco tengo mucha idea de lo que estoy diciendo, y pienso "¿nadie aqui me va a decir que es una estupidez lo que estoy diciendo?" Ahí extraño al exnovio que me hacía sentir como una reverenda idiota cada vez que abría la boca para hablar de política, y vuelvo a pensar "me urge que me callen, que me den un bofetón en la mejilla izquierda y me hagan darme cuenta de que todo lo que digo no tiene sentido" ,pero en lugar de eso voy yo y callo a todos los demás, alegando que son retrogradas, de derecha, simples burgueses egoistas (nada que no sea yo cada que cambia el viento de dirección) Y discuto, y grito y mi prima me pide que baje la voz porque los vecinos se pueden quejar, pero yo cuando me apasiono me apasiono y la voz me sale por la boca y las orejas, y los ojos y la vagina, hasta siento que cada dedo lleva sonido. No me callo, nadie me calla, nadie puede callarme.
Miro el teléfono, y él, el que va a venir esta noche, no se manifiesta, una palomita antes del mensaje me indica que no ha visto el último mensaje, que ya no lo verá, que el condón que me regaló Rafa se va a quedar sin usar. Y por alguna extraña razón siento alivio. Siento alivio porque tanta política me esta haciendo retroceder en mis emociones (una vez más) y prefiero dormir sola, otra vez. Entonces la nueva parejita empieza a aislarse, cada vez más, gritándonos con sus caricias que nos vayamos, que nos larguemos, que estamos estorbando en ese nuevo nido de amor, pero claro, soy yo la única mujer (como suele pasar) y por ende soy la única que se da cuenta de lo inoportunos que estamos siendo discutiendo sobre Ciudad Juarez a las 2 am, en un edificio donde los chilangos sólo quieren dormir porque mañana es viernes y hay que trabajar, llevar a los hijos a la escuela y no estar crudos.  Así que tomo la descisión, levanto a mis compañeros de charla y me los llevo de allí. En el ascensor, ellos, los 4 chicos y yo hablamos sobre el pene de uno de ellos, en realidad hablo yo, que soy la única que lo conozco, pero como toda la noche ha sido el tema de conversación ahora todos sienten que es un ser conocido, un amigo más, un cuate para la pandilla y a mi me da mucha risa, mucha risa, mucha risa.

Comparto taxi con uno de ellos, con el que más discutí, al que parecía que quería estrangular, como en una especie de Homero Simpson a Bart, así cuando se le sale la lengua ondulada y el cuello se le hace chiquito. Pero en el taxi todo se olvida y nos echamos buenas risas de nuestra intensidad. Me dejan a mi primero, miro mi celular, sigue habiendo una palomita, falta la otra, "es de dios" dijera el del taxi. Son las dos de la mañana y no se si esperar, pienso en conectarme a facebook, al primero que encuentre, ése es la señal. Y me conecto, y está él, no el del mensaje, el único que puede callarme, y pienso que es una señal (esos pensamientos idiotas que tengo gracias a Antoniuz, mis chamanes y mis experimentos extasensoriales), en la borrachera todo suena muy lógico, recuerdo lo buenas que están esas nuevas cervezas con la imágen de Frida kahlo y le escribo, siempre soy yo la que escribo primero, la que hablo primero, la que beso primero, la que toco primero, la que se va primero. Le escribo, me escribe. Y pienso "qué tristes somos conectados a facebook a las 2 de la mañana, como esperando algo, como queriendo que pase algo, como dandonos cuenta de que no está pasando nada". Una conversación escueta, sin nada mas allá ni más acá. ( La compu me quema en las ingles). Me voy a la cama, demasiado cansada para escribir en mi diario, pero lo abro y lo único que pongo con letras mayúsculas es: NO SE OLVIDAR.
Me duermo. Y a las 6 am me despierta el mensaje del otro, el de una palomita, el que ya ha estado conmigo, el que una vez me logró un orgasmo, el que es el más de los sensibles cuando escribe y el más de los insensibles cuando actúa, al que le leí Chejov y le cuidé una gripa, al que descubrí un jueves por la noche debajo de mi ventana con un bote de broncolín y un gorro tejido, mirando hacia arriba, esperando que yo me asomara y me asomé, el que se crece en el teatro y en los dedos, el que se me olvida su existencia durante 8 meses y luego un día aparece, aparece en mi pantalla de inicio, en la de face, y entonces me acuerdo y me hace gracia, me hace mucha gracia su mera existencia coincidiendo con la mia.  Vuelvo, que me pierdo, ( siento el cable de la compu vibrando sobre mis pantorrillas y el de las vocinas rozando mi vientre bajo- escucho música para activar las frecuencias del alma, eso dice en youtube, no se qué signifique) Me despierta el mensaje, dice algo sobre su batería, quedarse dormido, acaba de despertar, yo sigo dormida, no entiendo mucho quién es y qué esta haciendo a las 6 am.
Vuelvo al sueño. No recuedo que soñé y YO NO SE OLVIDAR.  Me despierto a las 8. Hoy no voy a hacer insanity ni yoga. No por algo en especial, los viernes no hago eso porque suelo estar cruda. Hoy no estoy cruda, pero es viernes y los viernes no lo hago.  Mi celular ya está saturado de whatssaps, dos de mis exnovios contandome sus nuevos fracasos en el amor (¡qué simples somos!) , mi madre diciendome que viene de visita, la carrilla mañanera a la nueva pareja, y yo me hago un buen vaso de leche con chocolate, es la primera vez que uso ese nesquik ( o como se escriba) que dejó mi cuñado aqui hace un año, y lo recuerdo por la mañana, sentado frente a la compu con su vaso de chocomilk viendo pinoccio, ese muchacho es un niño. Vuelvo a la cama, a estar, no puedo, no se hacerlo.  Pongo un documental sobre Bolaño y dejo en espera todos los audios de whatts que me manda uno de los exnovios. Mientras veo el documental empiezo a sentir ansias, me queman los dedos, yo quiero escribir, quiero escribir, no puedo escribir, no se escribir, cómo hago para escribir, morir escribiendo, y pienso las 103 inseguridades que no me dejan hacerlo, y pienso que tal vez me gusta tirarme a intelectuales porque siento que de esa forma se me va a pegar un poco, como si su semen estuviera lleno de letras, de poemas, de novelas,  y que cuando me penetran todo eso me llega directamente a la mente. ¿será posible?
Termina el documental, facebukeo, me da hambre, me hago unos buenos tacos de salchicha con cebolla, pimiento y huevo, mientras escucho los audios de alguna de las amigas cagandose de miedo por su nuevo viaje, y el chisme está interesante. He decidido tener una mañana decadente así que amerita una coca light para este buen desayuno, bajo al oxxo, veo una de esas coquitas chiquitas de cristal, coquita light para llevar, se me antoja, compro otra de lata para mi mamá, y regreso a casa, desayuno mientras escucho los audios del exnovio, el jalisquillo que me hace reír, y después de poner música clásica doy un giro total y pongo el grupo Límite, para barrer y trapear cante y cante mis canciones de mujer despechada, hay que dejarle la casa limpia a la mamá. Una que otra rola me emociona y me pongo a brincar en la cama cantando "vete". No se si mi vecino de abajo se sienta contento con mi existencia y mis cambios bipolares de humor. Me lavo las manos y pensando en el buen maestro Jodorowsky me propongo liberar mi energía sexual, me acuesto  en la cama pongo mis pies en posición de rezo, que disque planta con planta se conecta la energía, no se por que, mirando el árbol que hay en mi muro, comienzo mi auto exploración y me pongo tan contenta de lograr en 15 minutos lo que la gran mayoría de los hombres que han pasado por mi cuerpo no han logrado. Termino, termino de terminar y me voy a la ducha, salgo, me hago un buen ritual de cremas y masajes, una vez más analizando mi cuerpo. Entonces escribo, escucho más audios, envío unos cuantos más y... me decido a escribir, escribir esto, escribir desnuda, escribir alerta, mientras escucho estos sonidos de frecuencias para el alma. Escucho la puerta, entra mi prima, viene a mi habitación, y yo, sentada en mi cama, con la espalda recargada sobe el árbol de mi muro, los pezones mirando a la pantalla y la compu quemándome las piernas, me giro y le digo "pasa" ella contesta "verga cómo no me esperaba esta imagen"

jueves, 22 de agosto de 2013

Despierto para no poder llorar.

Supongo que son días, hay días así... y hay que dejarlos ser, porque no siempre se puede estar , no siempre puedes ser como eres, como quieren que seas, como quien quieres ser.
Te vas a la cama tranquila, con la certeza de que esta noche dormirás una o dos horas más, despiertas por la mañana para ir al baño y resulta que ya has dormido 9 horas, y la cama sigue pidiéndote que estés con ella, que no te vayas, que te quedes en el mundo de los sueños, aunque sea sólo por un día.  Vuelves a ella y te entregas a Morfeo, porque, a esta hora es tu único amante. Pasan dos horas más, has dormido once horas, abres los ojos y no encuentras una razón para despertar. Hoy ni el insanity, ni el yoga, ni las 102 actividades que te has inventado para embriagarte en esta vida te llama la atención. Te han cancelado las clases y los ensayos del día, no hay nadie en casa, nadie a quién demostrarle nada, nadie con quién ser. Y no quieres despertar, no quieres levantarte, no quieres arrancar.

Soñé que ella seguía viva, que sólo se había escondido mientras nos veía seguir siendo. Soñé que la abrazaba, que llorábamos juntas, soñé que la olía y la escuchaba y cantábamos. Desperté y ella seguía muerta.
Soñé con él, soñé que me quería, soñé que siempre me había querido. Desperté y no era cierto.
Soñé con un espacio vacío, sin pretenciones, libre, con olor a campo. Desperté y no estaba.
Soñé que tenía todo y todo se me iba. Desperté y todo seguía igual.

Te levantas, desperezas, te obligas a ti misma a hacer algo, a mover un dedo. Recoges la Valentina, la Maggi y el Tajín que dejaste el día anterior en la sala y recuerdas esa película sobre amores imposibles ques se volvieron posibles. Guardas las botas y el saco que dejaste tirados en tu habitación, mandas algún mensaje insignificante por whatssap que te haga salir de ti. Miras Facebook, lo cierras, dudas en arrancar yoga... vuelves a la cama. Abrazas al perro sin vida y entiendes porqué las personas tienen mascotas. Decides no moverte. Porque así como le dijiste a tu abuela hace días "se vale no querer despertar". Se vale querer quedarte en la cama, se vale no hacer 2 horas de ejercicio, no dar 4 horas de clase, no escuchar los 102 problemas del mundo y sólo estar allí, abrazando a un perro de terciopelo. No pasa nada por un día... pero no puedes... y lo escuchas diciéndote "No sabes estar sin hacer, no sabes perder el tiempo" Te levantas, buscas un libro, uno gordo, encuentras Los indignados, comienzas y te das cuenta que va a hacer todo lo contrario a animarte, lo tiras a cualquier pared, a la de la izquierda, y regresas al abrazo del perro. A pensar en nada, a no poder ni llorar, ni reirte, a no saber estar y ya, a sentirte culpable por no ponerte de pie y empezar... lo que sea que hay que empezar.

Soñe que volaba, que arrancaba vuelo en lo alto de un lago y dirigía mis alas a rumbos desconocidos. Desperté y me dolían las piernas por  haber hecho Insanity.
Soñé que lo besaba, que perdonaba todo y él a mi, que acariciaba mi vestido color hueso y que los demás nos miraban con envidia. Desperté y estaba el perro.
Soñé que él me repetía de memoria páginas enteras de mis libros favoritos, y citaba a Cortázar, a Bolaño, a Hesse y a Murakami. Desperté y sólo me quedaban unos cuentos irónicos de Chesterton.

Recibes un mensaje, de las amigas de lejos, las del otro lado del charco...resulta que ellas están igual, una siesta enorme que no las deja levantarse. Sacudes el cuerpo, dudas en hacerte un café, en ir a pagar la renta que tenías que haber pagado hace una semana, no puedes, algo te ata a esta casa, a esta pijama de Mafalda que te dio algún exnovio hiperactivo, quizá lo mejor sería llorar, llorar como una buena protagonista de Emma Thompson y luego, ya desahogada arrancar el día.... pero no puedes, hace días que te bloqueaste a causa de un exnovio desequilibrado que se puso a gritar en tu ventana, a causa del miedo y de la impotencia.

Soñé que cantaba, que mi voz iba de colores de burbuja en burbuja. Desperté y tenía la boca cerrada.
Soñé que tenía el cabello largo, fuerte y brillante. Desperté y mis puntas abiertas me picaban los ojos.
Soñé que había allí, para mi, un amor. Incluso en el sueño se iba. Desperté en medio de la cama.

Habrá que sacar esto, habŕa que llorar de alguna forma porque te está bloqueando en los escenarios y una actriz que no siente... "por dentro no pasaba nada"... Entonces así, como hace algunos años, como en Madrid, como en San Sebastián de los Reyes, te levantas, vuelves al ordenador, pones algo de Simone White y comienzas a llorar por los dedos.



jueves, 11 de julio de 2013

audios de un viaje para un amor nunca entregados

AUDIO 1

Quiero grabarme cada una de las calles de Madrid. Quiero acariciar con mis manos las paredes, y los suelos...los carteles. Quiero que esto no se me olvide, que no se me vaya. Quiero cada uno de estos olores que vuevo a reconocer...quedármelos, que sean para mi. Me he olvidado del orden de las estaciones de el Metro. Tuve que mirar el mapa para ver cómo llegar a casa de Eva. Quiero estar de calle en calle, de transbordo en transbordo, que no se me olvide nada. Quiero mirar en las calles, quiero mirar en el Metro, las miradas de la gente, sus caras, sus posiciones, que no se me olvide.
Entro y siento el olor de cada una persona, el olor a Metro, la sensación de cuando tocas la máquina para comprar... tu viaje. Las palabras... cuando me subo al vagón y escucho "Próxima estación" se me eriza la piel recordar que yo era de aqui (se me rompe la voz en el audio) .Yo era de aqui. Ahora es un poco, como ser extranjera en mi propia tierra, porque esta es mi tierra al fin y al cabo. Yo escojo cuál es mi tierra.
Y ahora estar en el Metro, en el andén. Ah, Legazpi...transbordo a la línea gris. Tantas veces estuve aqui que no puedo ni contarlas, y este olor, este olor a aire acondicionado que no encuentras en todas partes. Estos vagones totalmente limpios, esta gente que está leyendo mientras viaja. Mirar los carteles, reconocer a algunas de las modelos de los carteles. Leer la palabra "Nancy" y recordar cuando Olga me explicó que Las Nancys eran las Barbies de aqui.
Me gustaría ir de tu mano ¿sabes? Me gustaría ir enseñándote cada cosa. También pienso que aunque estuvieras aqui...tal vez... no podría compartirte el olor que yo huelo, el recuerdo de ese olor, el recuerdo de esa temperatura, de esa sensación.
                   
 Hay tantas cosas que uno no puede compartir con el otro, que se quedan en ti. Para ti.

AUDIO 2

Ya me he encontrado al típico viejito que me quiere solucionar la vida, que me dice dónde poner la maleta, cómo ponerla...tu maleta. Reconozco esto: es Sol, ¿sabes? era mi Sol. Hay algo raro que me pasa, que es como, como si fuera con miedo ¿sabes? Cada vez que presiono una tecla para comprar un billete de metro lo pienso tres veces, no sé si lo estoy haciendo bien o no, como si fuera la primera vez que viviera muchas cosas. Hay muchas cosas distintas, los carteles, las indicaciones en el Metro son distintas a lo que eran y paso por un chino y me muero de ganas de comprarme...yo qué sé... una litrona, unos Risquetos...saber que soy parte de aqui, como si comprar en un chino me hicieran el día a día. Hay algo, que me da como... siento un reparo en hablar, no se porqué...me da...No sé cuál es mi acento, no sé cuál es mi voz aquí...no se cuál es mi voz aqui.

Ahora he ido a casa de Eva. Fue súper raro, salí de el Metro y la escuela que siempre veíamos en construcción ya estaba terminada, y no sólo está terminada, está llena de gritos de niños jugando por todas partes. Al lado estaba el edificio donde vivía Rodrigo. Me acuerdo esa vez que fuimos y tenía un compañero de piso que era un freakie, que llevaba un cuello alto, negro, con una mano vendada, en pleno verano. Se nos quedaba mirando raro, parecía que no se había duchado en 8 años. Del otro lado hay nuevos bares, nuevos edificios. Arganzuela Planetario ya no suena como el fin del mundo. Así que llego a casa de Eva y están Alba, su hermana, y Sandra, su prima, hablando con otra chica. Las miro, las saludo y no me reconocen, siguen hablando. Me acerco más y siguen sin reconocerme, les grito y me miran...se voltean porque no me reconocen. Hasta que estoy a un metro de ellas y es cuando vienen los gritos, los abrazos... Entro  a casa de Eva y otra vez esos olores, esa sensación... el entrar a lo más parecido a , lo que tuve aqui, a hogar. Es recién entrar, Eva verme y cargar mi maleta, como siempre. Siempre cargando todas mis cosas, todas mis penas, todas mis tristezas, todos mis problemas. La lleva a su cuarto y en su habitación están todas mis fotos, todos los regalos que le he dado. Esta llena de todos los sapos que le dí cuando estaba en búsqueda de su príncipe, para que besara a muchos sapos y pudiera encontrarlo, por eso le di velas de sapos, postales de sapos, terciopelos de sapos. Todo lo que podía haber de sapos era para ella. Pero ahora ya encontró su príncipe azul...Tendré que buscar otra cosa que regalar. (Suena de fondo el... "próxima estación") Después entramos a la habitación de Alba, que esta totalmente distinta y... me dieron tantas ganas de llorar, de abrazarlas y de llorar con ellas, pero al mismo tiempo la felicidad me tiene abrumada, así que no hacemos nada de eso y me quedo allí, sentada en la cama, charlando con Eva que también está como que se lo cree y no se lo cree. Me tengo que ir pronto, así que me deja un móvil, como siempre, solucionándome problemas y me da las llaves de su casa. Ella es así, apenas llego, estan las llaves esperándome...pero no las acepté, pensé que voy a volver y que no las necesitaría porque cuando vuelva ella va a estar ahí. Así que bajo, voy de nuevo al Metro, mientras bajo las escaleras y veo otra vez esta instalación enorme que hay sobre el planetario, recuerdo cuántas veces bajé por ahi, con una resaca mortal y teniendo que ir a... no sé, a dónde fuera.
Para reestrenarme me equivoco. Me voy en sentido opuesto, vuelvo a bajar en Legazpi y vuelvo a tomar dirección Avenida América. Esa estación no me gusta, recuerdo que el transbordo es muy largo...  pero bueno... tendré que transbordar allí para ir a Prosperidad. (al fondo suena "próxima estación: Méndez Álvaro) Cada estación que van mencionando empiezo a recordar todas las cosas que viví alli:
Mendez Álvaro, en Méndez Álvaro estaba la estacón de autobuses, en la que estuve formada un montón de veces. Qué tontería pero recuerdo que allí estuvo Carmen Machi, en una película que se llamaba La señora del piano y en la película el personaje tuvo que estar allí toda la noche, para irse, para escapar de su esposo, al final no pudo hacerloy se regresó porque no había autobuses, en esa película salía de extra un señor al que conocí...hoy me dijeron que murió de cáncer. Yo estuve varias veces ahí, pero la verdad es que me acuerdo poco a dónde iba, ,a dónde salía... no recuerdo bien.

AUDIO 3

Es tan diferente la gente que va aqui en el Metro, puedes ver todo tipo de razas. Chinos, koreanos, japoneses, polacos, latinos, españoles, todo es una mezcla en la que ya no puedes distinguir quién es de dónde.

AUDIO 4

Ahora estoy caminando por fuera de El retiro. Vine con Y, estuvimos sentadas en el Retiro fumando un cigarro de cereza, recordando que cuando que cuando venía a acompañarla a sus cosas de problemas alimenticios, al salir, que siempre salía ella muy encabronada por lo que yo le había dicho a la doctora...la contradecía porque mentía... nos salíamos, y muy emputada ella cogía un cigarro, yo le decía "dame uno", después se le pasaba un poco el cabreo. Sabía que tenía que ser así, pero le costaba entenderlo.
Voy caminando por Menéndez Pelayo. Aqui viví nueve meses (ay me ceden el paso, qué diferencia al D.F) La cantidad de veces que me metí al Retiro. Justo estoy pasando por la RESAD, la escuela a la que nunca pude entrar y de todas maneras venía a ver las muestras y a sentir cómo no era parte. Quiero venir un día para imaginar en cada pasillo a Irene, a Ferrán. A Irene estirándose, encabronándose con alguien, a Juanito luciéndose con alguien, al Indio-hermoso seguramente leyendo en algún rincón y a Carliños bailando por los pasillos. Ahora tengo tantas imágenes de ellos, de esa gente que seguro me crucé en los pasillos y ni siquiera me di cuenta... ellos tampoco. Camino hacia Menéndez Pelayo para bajar hacia  Doctor Esquerdo...no, no, no es Doctor Esquerdo... he olvidado el nombre de esa calle. Ahora lo recordaré. No sé, no quiero poner música porque quiero escuchar todo lo que está pasando. Quiero escuchar los acentos de los niños españoles, quiero escuchar el viento aqui, quiero escuchar cómo me hablan las calles. No quiero perderme ningún olor, ninguna cara.
Bajo por Mediterráneo, por aquí subía todos los días para ir a KARPAS, el primer año que viví aquí. Lili  venía los sábados o los domingos, llegaba a mi casa muy tarde porque estaba siempre de resaca, me invitaba a comer fuera. Yo comía toda la semana mierda, porque no tenía para comer, entonces me invitaba. Las primeras veces veníamos por la avenida, casi todo estaba cerrado porque era muy tarde, por ahí de las seis, no encontrábamos nada. Subía por el lado izquierdo, bajaba por el lado derecho. Siempre, al bajar, lo hacía bailando, cantando, tan contenta de estar en otra ciudad, con edificios que son tan ajenos a mi, tan distintos a las estructuras arquitectónicas con las que yo crecí, cuando veía eso... no sé, me sentía tan libre. Me sentía libre por ver una arquitectura distinta a la mía.

(dejé encendido el audio, se escucha el ruido de mis pasos al andar bajo la lluvia, creo que canto)

Llueve, llueve en Avenida Mediterráneo, justo cuando voy a llegar a Conde de Casal, a mi primera parada. Siento como si el cielo me estuviera dando la bienvenida. No se qué me pasa que las palabras se me cambian, que hablo a un volúmen distinto. Tengo tanto miedo con felicidad que es que no me puedo creer que estoy aqui, que estoy viendo a la gente que veo, que estoy pasando por las calles que paso. Estoy tan contenta... ah, estoy muy contenta.

AUDIO 5

Salgo por Príncipe Pío. Todas las veces que salí de la escuela, que llegué aqui, a esta estación. Durante cuatro años ir y venir casi diario, me veía tan pequeña, tan chiquita. Veo a las chicas que están aqui con sus mochilas y me dan unas ganas de abrazarlas, de decirles que esto también va a pasar, que no se preocupen. Subo las escaleras, las escaleras que varias veces subí con un chingo de mochilas o de maletas, para todas las exposiciones que hicimos... ahora voy tan ligera. Salgo a la calle, me acuerdo esa vez en la que todavía ni estudiaba aqui, en esta escuela. Había quedado con Horacio, él se había llevado mi cartera, mi celular y mis llaves. No tenía cómo encontrarlo porque no sabíamos lo grande que era la estación. Pedí dinero a la gente para poder llamarlo de un teléfono público... qué hermosa la puerta de Príncipe Pio... la gente me prestaba y los teléfonos se tragaban mi dinero. Me vi allí, con un chingo de frío, mi abrigo blanco, me vi chiquitita, sin dinero, sin encontrarlo y me solté a llorar, así en la calle, afuera de la estación, pidiendo ayuda porque no tenía cómo encontrar a mi novio. No se cómo apareció él, encabronado, pero cuándo vio que yo lloraba y lloraba entendió.
Horno Santa María cafe. Cuando iba en Layton no podía pagar un café allí, pero cuando salí venía con Juan Vinuesa, o cuando tenía que limpiar la escuela para poder terminar de pagarla pasaba aquí por un café, para no sentirme tan proletaria.
Bajo las escaleras para el Río Manzanares. Los cuatro años que estuve aqui estuve en preparación. Ahora no. Hay un parque a mi lado izquierdo, hay parejas allí magreándose. A mi frente se ve el río, se ve precioso, con unas bancas muy modernas. Cuando yo estudié aqui  todo esto estaba cubierto. Lo primero que tenías que hacer era bajar corriendo las escaleras todas las mañanas, con prisa siempre. Llegaba puntual pero siempre sentía que se me acababa el tiempo. Hoy voy tarde, pero no es lo mismo, no es en absoluto lo mismo. Giro la calle. Voy a tener este momento conmigo. Volver después de tantos años. No es que extrañe precisamente, o que tenga muchas ganas de verlos, la verdad es que quería venir a Layton y pues él estaba aqui. De aqui me queda ir a ver a Joaquin.
Cuántas veces caminé por aqui, con lluvia, con un frío del carajo diciendo "por favor, ¿porqué estoy aqui? que alguien me regrese, que alguien me regrese a mi otra orilla" que no era México mi otra orilla, mi otra orilla de mi.
Estoy viendo a unos novios, dos chicos guapísimos, pero deben ser Laytonianos, uno de ellos mínimo.
Siempre, en este camino, me encontraba a cualquiera, camino juntos a clase de Begoña, Mar, Chelo. Aqui voy otra vez.
Querido Layton, he vuelto y ya no te odio.

AUDIO 6

Salgo de Layton. Me acuerdo de todas las veces que limpié y que sufrí y lloré  alli en ese escenario en el que pasé tanto miedo y al mismo tiempo tanto amor, en el que crecí tanto, en el que tiré tantas lágrimas y tantas gotas de sudor, tantos enojos, tantas frustraciones. La vi, siempre significó un carajo para mi.  Lo vi a él, el que era mi ejemplo a seguir, lo vi en la oficina, triste, deprimido, producto de esta crisis española de la que todos se quejan. Qué bueno que me moví, sigo activa, buscando cosas, buscando buscando buscando. Tal vez me hubiera quedado aqui estancada, si me hubira quedado, si me hubieran dejado quedarme. Las cosas no dejan que te quedes por alguna razón. Salgo, Joaquin me cito en la Puerta de Toledo, de pronto no recordé dónde era pero poco a poco la memoria va regresando, recordé incluso el autobús que tengo que tomar para ir allí.
Estoy tan contenta amor, me gustaría tanto que estuvieras conmigo. Al mismo tiempo es muy bueno que haya regresado sola. Este reencuentro esta siendo fantástico.

AUDIO 7

Salgo de casa de Antonio. Las veces que vine acá, que me hacía de comer cuando salíamos de clase, las que vine a casa de Luquiño. Estoy caminando por aqui... no puedo creerlo... no puedo creer la calle que veo...no puedo creer cada paso que doy ¿dónde estoy? ¿dónde vuelvo a estar? Me da tanto gusto tanta emoción. Al mismo tiempo saber que tengo una vida allá que me hace feliz. No era consciente de que la vida que tengo allá me etaba haciendo feliz. Eso es lo más hermoso que me pueda pasar.  Pienso mucho en él y me da dolor... no pienso mucho, pero por ejemplo, esta calle me recuerda a él, que por aqui se va a su casa. Me entra la lástima. Qué dificil. Veo el Día, el mercado al que siempre iba. El más barato y cutre a dónde la gente siempre estaba de mal humor. Es un Sumesa, pero peor. Ministerio de economía y hacienda, donde nunca me dieron mi puto DNI,cuántas horas pasé formada allí, esperando algo, lo que fuera, nerviosisima, para que mis papeles estuvieran bien. Al final valió madres... pero bueno... Bares de bocadillos. Las señoras, las viejitas. Algo que me impresiona de aqui es cómo la viejitas de clase media y alta están siempre andando por la calle, siempre van hablando y contando sus cosas. Mi abuela nunca sale. En México las viejitas que caminan por las calles son las pobres, porque están trabajando, aqui salen a tomarse unas cañas, pasear por Madrid.

Estoy tan contenta.

AUDIO 8

Paseo por la Castellana. Tantas veces he soñado con volver a hacer esto. Tantas cosas dejé aqui. Tantas cosas impregné aqui. Estoy segura que en cada uno de estos rombos de piedra están mis penas, mis pensamientos. Hay una sensación que traigo desde ayer: cuando estaba aqui estaba llena de tantas emociones... todo el tiempo estaba agobiada por alguna cosa, era como si caminara siempre con una tristeza profunda, con un agobio, con una nostalgia, melancolía, incertidumbre, creo que me volví adicta a esa sensación, tanto que ahora que he vuelto y me siento tan ligera en mis pasos, que siento tan pocas cosas que estoy cargando... no se... es todo tan diferente. Caminar por la Castellana sin tener algo que ir dejando. Caminaba desde Plaza Castilla hasta Embajadores para descargar, cuántas cosas iría cargando que hacía casi dos horas andando... para despejarme. Tengo tanto que agradecerle a este paseo, a esta calle, esta avenida, estos árboles, fueron mi desahogo durante tantos años, durante tantos pasos. Gracias a este paseo me llaman Miguito caminador. Todo el mundo me decía ¿qué, vienes desde la Castellana caminando? Siempre pensaba que al volver iba a llorar queriendo estar aqui siempre y... no. Cuando camino por Álvaro Obregón no estoy cargando nada. Aqui veo cómo me ha servido Teatro experimental, dramaturgia, yoga, meditación. Dos años de crecimiento constante y desahogo, no me había dado cuenta de todo lo que habia desahogado, no cargo ni con la mitad de lo que cargaba cuando estaba aqui, es tan bonito darse cuenta de eso. Ya no tengo miedo...ya no tengo miedo. La Castellana.

AUDIO 9

No se porqué tengo tan presente a Dalí, a Lorca y a Buñuel, tal vez yo no tengo nada que ver con ellos o tal vez tengo todo que ver con ellos. Al final me he acercado a sus obras ¿no? de una u otra manera esto genera un vínculo. Cada que estoy por estas calles.... siempre pienso en ellos. Tambien en el D.F, cuando entro en residencias antiguas, y pienso mucho en sus vidas y en lo que ellos pensaban cuando estaban acá, acá en el lugar en el que paseo, ya sea éste o los miles de lugares más por los que ellos pasaron. Estoy segura que Dalí y Lorca se dieron caminatas nocturnas enormes por La Castellana, que seguramente todavía no era esto. Pasaban las noches ahí, borrachos, creando, inventando cosas. Es como si de pronto una parte de su espíritu entrara en mi y los tengo presentes, Dalí y Lorca. Dalí y Lorca extrañando a Buñuel, Dalí y Lorca traicionando a Buñuel, Dalí y Lorca traicionnádose entre ellos, Dalí traicionando a Lorca, Dalí traicionando a Buñuel, Lorca sintiéndose mal por haber traicionado, Buñuel sintiéndose mal por ser traicionado, Dalí sintiéndose mal por traicionar, y no sé porqué con el que más me identifico es con Dalí. Ellos separándose, ellos a la distancia, ellos extrañándose, ellos recordándose a si mismos, ellos recordando el uno al otro, pidiéndose perdón para sí y entre ellos... por no haber cumplido lo que dijeron que iban a cumplir.

AUDIO 10

Penúltimo día en Madrid, sí casi, antepenúltimo día en Madrid. Me siento distinta. La ciudad empieza a consumirme en su sensación de odio, de nervios de prisas. Ya no camino intentando impregnarme de todo como antes. Recuerdo a Geratho cuando vino, diciendo que él esperaba verme despidiéndome de Madrid y estaba haciendo todo lo contrario. Creo que esta vez sí me estoy despidiendo.
Tenían razón... los amantes en eso de que antes...
Tenían razón porque no había cerrado esto  y vine a cerrarlo y no duele... ya no duele, por que sabes que lo que hay allá es mejor que lo que tenías aqui...creo que es mejor. Miro ahora el oso y el madroño que está en otro sitio del que solía estar y pienso  "si hasta el oso y el madroño han cambiado de lugar, que no haya cambiado yo"

viernes, 21 de junio de 2013

¿Quién faltará en mi cama?

Despierto, miro al ladito de mi. Como que pienso que algo falta. No se si seas tu o alguien más. No se si sean los que me visitaron por la noche, mientras dormía abrazada a mis perros, a los de peluche, pero esta mañana cuando me despertó mi casera con interrogaciones puse el móvil en silencio, miré a mi ladito, luego a la ventana, gris, lloviendo y me entraron ganas de llorar.
No sé si faltas tú en mi cama, o nada más echo de menos algo, o nadamás es la lluvia y el mal viento, o nadamás es mi casera que me despertó antes de tiempo.
¿Quién faltará en mi cama? Como si estuviera de resaca y eso que ayer no quise tomar para que no me pasara esto, para no despertar con angustia y la lluvia en el estómago y el ahogo en la garganta. Hay pocas cosas que mi papá me ha enseñado, y una de ellas es a no beber cuando uno siente como un río gris que la atraviesa de la coronilla a las plantas. Así que me dediqué al agua y al disfraz de la huérfana, a la trenza del lado y al ¿cuándo estuve aquí? Por eso volví a casa temprano, como esperando que hubiera alguien, algo, una letra.  Por eso me acosté con un té, una mascarilla y el diario a mi lado, para expulsar antes de dormir y no quedarme con nada. Para que las páginas blancas fueran mis complices en la dimensión a la que iba.
Despierto, miro al ladito de mi y las páginas me dejaron sola en la aventrura. Esta también se me pasará, ésta antes que las demás porque ya tengo 28, y a ratos, cuando ando por las calles me siento libre, fue sólo despertar en esta cama, después de ver como anoche uno más buscaba el amor en mi mirada y en mi ya no había nada, no hacía él, ni el deseo, nadamás el cariño y las gracias del pasado.
¿Quién faltará en mi cama? porque ayer me pude haber acostado con el que quisiera y no lo quise, y preferí mi té y mi libro y mi lámpara, pero esta mañana estaba el vacío y lo sentí, lo siento en la garganta y en la boca del estómago.

Habrá que esperar, como otras veces, a que esto se pase. Habrá que salir bajo la lluvia, habrá que cruzar la ciudad búscando dinero y otras ideas, habrá que salir de la ciudad e irse a refuigiar en el pueblo vecino que tanto daño nos ha hecho, porque cuando el desamor el enemigo es el mejor consejero. Habrá que pasar 2 días, o 3 visitando al pasado para recordarnos el presente y seguir sonriendo y volver a la cama y encontrarla ocupada. Habrá que irse preguntando.

¿Quién faltará en mi cama?
¿Qué falta en mi cama?
¿Falto yo en mi cama?

lunes, 17 de junio de 2013

la noche de María

De que así es el regreso. Hay alguien a tu lado y no hay tiempo-ganas de  descubrir qué pasó. La noche tiene todavía dos sorpresas y no puedes vivirlas en el limbo del conocimiento. Hasta que vuelves a la cama, María, cierras los ojos, los aprietas y Gacota vuelve a tus brazos, como esperándo que volvieras a mirarlo, como diciendo "ya te habías tardado mija", lo abrazas y duermes. Entonces llega la noche, maldita, con sus novedades, con sus sentimientos no deseados, con sus pensamientos bloqueados, con sus ganas de no se qué, de chingarte, de hacerte dudar, de pandearte, de volverte insegura y temerosa y débil. De que así, entre sueños te taladran las dudas, y te levantas a abrir la ventana y ya hay alguien más en tu cama, y son tantos, Josefino, Gacota, el amigo y tú. Abres, María, como si al entrar el aire fueran a salirse tus dolores, tus angustias, abres María y el calor se vuelve más grande, y las preguntas y las no respuestas y las preguntas que en conciencia y con luz no te haces. María el aire te esta ahogando, la no paciencia, la vuelta a lo mismo, la fugacidad, tu fugacidad, María. 

María rodeada
María entendida
María querida
María consentida
María en engorda
María en sonrisa
María la fuerte
Maria la simple
María la nocomprendonada

De que así es el regreso María, y ya no sabes para qué lo querías. De que así María, abres los ojos con ese ácido en los intestinos y en la boca del estómago. Como en Madrid, ¿te acuerdas María? Como cuando abrías los ojos en ese cuartito que protegía tus fotos entre listones de colores y te acordabas que él ya no estaba en tu cama. Como hace tantos años María. Como en Conde de casal y en Bravo Murillo, como en Hortaleza, como en Mariano de las casas, como en  La cruz, como en Bernard Shaw. Como aqui María, en esta misma habitación, pero en otra cama. Otra vez, María, ¿te acuerdas María? ¿te acuerdas de lo que vas a extrañar María? ¿Te acuerdas de lo que vas a perder María? ¿De lo que no te ganaste María?

María cobarde
María marica
María egolatra
María latuya
María ya

De que así es María, de que vuelves a dar vueltas en una cama y el abrazo del otro te asfixia, de que así, entonces María, pasan las horas y llega el rocío y te levantas a cerrar la ventana, porque entre sueños María, alguien te dijo que era el viento lo que te había confundido. Y regresas a acostarte, entonces María, el ácido llega a tu garganta y tomas a Josefino y te vas a otra habitación, a la deshabitada, a asfixiar al amigo oscuro e intentar llorar. Y lloras María por el miedo al error, lloras María, por todas las espectativas no cumplidas, lloras María por los escenarios que ya no pisarás con él, lloras María por tu imposiblidad con la extensión, lloras María, por tu impaciencia, lloras María porque no lo viste venir, no tan rápido María, lloras María porque sabes que volveras a llorar por lo mismo María, lloras porque no te buscan María, lloras por que te asfixian María, lloras por que es de madrugada María. 

María yoga
María nocafé en tres días
María desayunos regalados
María llamadas constantes
María préstamos sinfondo
María enamoradiza

De que así es María, de que otravez no pudiste decirle no al amor. De que éste te gustaba María y era diferente y eras diferente y ya no sabes si fue el miedo o la luz lo que te decidió. De que tu destino es ir sola a las bodas, y descalzarte y brindar con los novios de las otras y nunca con el tuyo. Ay María, todas las cosas que te gustan de ti. Ay María, de que estas manos te gustaban y esos ojos y esa voz ahogada y esa cabeza revolucionada. 

ya María pasará
ya María volverá
ya María tocará
ya María dormirá
ya María morirá

De que así es María, unos cuántos días de luto, unos meses de reencuentro y unos años de literatura. Así María en tu cama, en tu sillón, en tu avenida, en tu tren. Así María en tu museo, en tu partitura, en tu amanecer, en tu árbol María en tu árbol. 

María mecedora
María madre
María hija
María amiga
María masturbadora
María llorona
María simpatica
María a colores
María en letras
María en letras
María en letras
María en letras 
María en letras

miércoles, 12 de junio de 2013

Detente Matilde.

Vamos a empezar, Matilde, por decirte la lista de cosas que has hecho mal desde que naciste:

Cosa número uno.- creer que ya no había mantarayas detrás de los ahuehuetes
cosa número dos.- no tener listo un salvavidas en caso de lluvias carnales
cosa número tres.- haber estado vacía cuando despedías al sur con una pupila verde en la mano
cosa número cuatro.- tener más llaves que llaveros
cosa número cinco.- dejar de hablar cuando nadas en los charcos
cosa número seis.- bailar con zapatos de boliche.
cosa número siete.- amar a cualquiera que no sea obeso.
cosa numero ocho.- ser amarilla cuando todos te incitan al rojo.
cosa número nueve.- salir de las almendras cada vez que cae el rocío
cosa número diez.- creer que mas allá de los rosales hay amigos.

Habrá que decirte, Matilde, que cuando sales descalza a recoger las cenizas de los volcanes, dan unas ganas inmensas de apretarte los tobillos y no dejar que escapes otra vez. Mira, Matilde, las cosas en casa no están como para que te tomes un café con las rodillas cada vez que se te cae una pestaña. Aqui no hay cómos, ni porqués, hay maneras de comportarse y maneras de abstraer tu mente para que no llegues a torturarnos con bolas de nieve primaverales.
Escucha, Matilde, los niños ya no son como en la primaria, ahora tienes que agarrarlos de la cintura y envolverlos en talco para duraznos, si no resbalan y se vuelve cada vez más difícil acercarlos al rompecabezas. Atiende, Matilde, cuando llamas a un albañil no debes esperar que llegue con peceras en las manos, hace mucho que dejó de usarse.
No vistas de servilleta,
no amplies el volumen de tus orejas
no rasques los dientes de las ardillas
no corras detrás del autobús
no vuelvas pidiendo que alguien saque a su marido con una cuerda
no digas que ya hiciste pis cuando sólo hiciste rosas

Es la manera, Matilde, en la que no sientes como te perforan los chayotes, son las catorce guirnaldas que no has cepillado de tu cabello. Es, Matilde, esa pose de comer cuando atardece, esos frascos de velorio en tu tocador, esas estrellas que guardas en las palmas, esperando estrecharlas en las mejillas de cualquier orangután.

Ay, Matilde, ninguno de nosotros sabemos de dónde vienes ni porqué te parimos todos a uno. Ninguno de nosotros sabe matarte con pétalos de avestruz, ninguno de nosotros quiere, Matilde, tenerte creciendo en las pezuñas.

miércoles, 24 de abril de 2013

Despiertas

Despiertas, como si la noche no hubiera sido de sueños erroneos y confusiones malhumoradas,
 Despiertas y quién sabe...te pones a jalar el hilito que une lo que has estado creando las últimas semanas, así sin saber cómo ni porqué.

 Giras y a tu derecha estás, estás con alguien más.

Despiertas, y sabe si es el susto o las ganas de querer escribir que te empujan al baño.
Despiertas, temerosa, confundida, buscando en el vaivén de los últimos años-días si hay algo más que no hayas entendido.

Giras y a tu izquierda estás, estás en perro recién lavado.

Despiertas, pequeña asustadiza, a huir una vez más porque es más fácil entenderte a ti misma que a lo que no estába rodeándote.

Giras y sobre ti misma estás, estás no depilada y temblando

Despiertas, para decirme que hay algo que necesitas y no sabes qué es
Despiertas, huraña gritando entre dientes que los vacíos seguramente sean insaciables
Despiertas, celosa de ti misma, de ti en el pasado, de ti con los demás.

Giras y en el techo estás, estás en espejo sucio casi antes de lavar.

Despiertas, azucarada, envuelta en un papel de dramaturgias inacabadas y tres litros de catsup
Despiertas, morbosa tocando el corazón de las personas para aumentar tu pulso cardíaco

Giras y en el suelo estás, estás en zapatos rotos de vagabundo traidor



martes, 26 de marzo de 2013

Dónde sea que esté el Sur

Dijimos, que muchos no eran ninguno, que las olas del mar no iban a desconectarnos, que los sueños son de llaves y las tuyas estaban ya oxidadas.

Dije, cuando ya no hubo más que tus cenizas, que nunca volvería a escuchar tu risa.
Dije, cuando me tocó ver que ahora eras una pared de mármol, que nadar frente al lago no iba a ser lo mismo sin tenis agujerados.
Dije, al ver tu foto de blanco y las sombras de rojo, que tus cejas eran lo más ochentero que había visto.
Digo, cada ocho horas, que ya no me acuerdo de ti
Digo, si te veo entre el viento de dos manecillas, que mi tiempo ya no es el tuyo y que tu tiempo ahora huele a mar
                                          y         a           nube

Digo, que si ya no te escucho cantar, es porque los días se han vuelto de mantequilla.
Dicen, que eras de hule y que tu cabello era cosa de cuidado
Dicen, que si te perdías entre las casonas era porque no encontrabas,
                                                    nunca
                                                      el
                                                      nor
                                                        te

Dicen, que si pintabas un muñeco encontrabas el hilo del agujero.

Hay ratos, ya no me acuerdo cuántos, en los que mis uñas parecen haber sido mordidas por tu ansiedad
Hay ratos, ya no te acuerdas cuántos, en los que mis sueños son burbujas de tu ansiedead
Hay ratos, ya nadie sabe cuántos, en los que ni tu ni yo éramos de aqui de la ansiedad.

Hay soles, los que marque la tele, en los que mis pestañas se vuelven abanicos pesados que empujan hacia arriba, hacia allí casi
                                                       nunca
                                                            el
                                                          nor
                                                           te
Hay lunas, las que marque el metro, en las que mis pechos son de azúcar moscabada con vinagre, me cuesta trabajo girarlas al techo
Hay rojos, los que marque el iphone, en los que mis dedos se convierten en alambres de viejo usurero.

Dijimos, con vientos y papeles, que yo no te entendía y tú no me entiendes
Dijimos, con carne cortada en cachitos para perro, que tener hijos era de valientes
Dijimos, con crema nivea y Luis Miguel de fondo, que los ochentas ya no eran de ti.

Digo, que trescientos sesentaynueve días son un montón de omeprazoles
Digo, que 4930 fotos en facebook, sin ti, son demasiadas lágrimas
Digo, que mis caracteres se van acabando, no se si para
                                                   nunca
                                                       el
                                                      nor
                                                       te
                                       

                                                                       

sábado, 23 de febrero de 2013

Es que estás..

Es que estás en cada fuente, en cada farola que alumbra en ámbar (no parpadeante)
Es que ... es volver a Querétaro y verte saltándo por las piedras de cantera, por los azulejos de baños verdes en los que algún día te perdiste en fotografías
Es reencontrarte en cada rostro, esperarte en la ventana...yo sé que regresarás... como Micaela.
Es subir y bajar sintiendo que estás en mi nuca y que hay algo más que no me has dicho, algo que te urge soltar y de lo que yo huyo.
Estás en mi miedo al subir por las escaleras de mármol, en el recuerdo de la foto en la que te me presentaste con barba, en el amigo perdido, olvidado, gordo y barbón, el noamigo.
Es que... me da tanto miedo ser como los demás e idealizarte donde nunca has estado.
Es que hay lunes y martes y viernes en los que ni siquiera recuerdo tu cara, pero llega el sábado, llega la luna, llega la vinoterapia (dijo el otro) y así sinmás pensarlo sales en forma de lágriamas cuando la madrugada está asesinando mi borrachera.
Estás aqui, a mi lado, casi de la mano y tampoco te siento... tan poco te siento.. tan, poco te siento. Me siento dí.
Huyo de tí, y hace un rato te dije "ya suéltame, cabrón". Me enfilas a la incomprensión de mi misma y de mi ayer que ya no es mi hoy, ya no... ya, no. ya ¿no?
Sucio el teclado no usado y sin signos.