miércoles, 14 de septiembre de 2011

pensando, continuamente, pen

Era el día en el que subía las escaleras,
pensando, continuamente pensando.
A veces las ideas se vuelven círculos de algodón que ya no puedo retener.
Pensando, continuamente pensando,
que al llegar al fregadero las llaves iban a deshacerse. Iban a buscar una azotea que no fuera la de Cuautemoc o Cuatelolco, como alguna extranjera la llamó, y se revelarían al batir de las lavanderías.
Subía las escaleras con la tinaja llena de ropa,
pensando, continuamente pensando, que en el 2011 ver subir a una mujer a los savaderos de un edificio es casi poético. Es como una flor en pleno concreto de Insurgentes, que no es Niños verdes ni Indios héroes.
Corrían los pensamientos al ritmo de una prosa jamás leída,
pensando, continuamente pensando, que el deber es una cosa que empiezaba a darme nauseas cuando veía los artículos de limpieza con vinagre.
La tinaja pesaba y yo sabía que ese jabón era para lavadoras y no para lavar a mano.
Ya no hay jabones para lavar a mano. Habría que ir a Zócalo o Socálo.
Pasé por el cubo de la basura y todavía estaba los restos de cartón de la caja de los platos.
Las mudanzas comienzaban a parecerme hermanas, compañeras de toda una vida. Las hermanas odiosas que te cuentan cuentos por las noches, cuentos que no son de los hermanos Grimm. Hubo uno que de tanto mudarse un día rompió en llanto. No lo entendí. En ese momento lo hubiera abrazado largamente.
La puerta de la azotea-lavadero cerrada, doble llave. ¿Alguien entrará cuando no estoy?
Mi ropa seguía enjaulada, separándose de la nada.
Seré la única que habite el edificio.
Unas veces yo le doblaba la ropa, cuando era Ella. Todas camisetas blancas. Tampoco lo entendí.

Mi ropa, la blanca, a lavar. Mi ropa, la negra, ya seca. Como cuando desperté y dormí.

Pensando, continuamente pensando, que por más que se lave, en Cuauhtemoc, Bravo Murillo o San Sebastián se sigue con un olor especial detrás del suavizante. No usaba suavizante.
Sigo sin usarlo.
Pensando, continuamente pensando, que debería comprar una lavadora. Cuando venda mis piernas.