martes, 30 de agosto de 2011

sabías que el absurdo era de nosotros

- ¿pensabas?
- imaginé que tu sonrisa era de otro.
- me di cuenta cuando bailé hacia la derecha y parpadeaste.
- se parecen demasiado.
- estás lastimada.
-todavía. mi piel despierta rosada por las mañanas. plateada cuando duermo.
- hubo un rumor a sal.
- sí... cuando te quería.
- ¿ahora?
-polvo entre las teclas de una computadora, vieja compañera.
-dejé que las plantas se marchitaran. todos los días les echaba agua.
- me ahogaste cuando la luz entró por la ventana.
-seguirás rodeada
-nunca dejaré de estarlo. soy como júpiter.
-el anillo se va haciendo grande
-mis órbitas más.
-volviste a soñar que te quería.
-eras tú y otro. era una malteada de fresa.
-voy a seguir aqui
-¿vas a seguir aquí?
-¿hasta cuándo?
-no sé. hasta que la cereza del café madure. uno cargado por favor.
-¿y la leche?
-todavía me duele.
-me fui hace mucho.
-ya lo se. se que me escucha la radio y el metrobús de la espada sin color.
-pensé que eras tú.
-pensé que pensabas que era yo. tú no eras.
-siempre lo supiste.
-hasta que me torciste los talones.
-dejaste de jugar por mi.
-volví a dormir. la casa es muy grande. la madera se ensucia fácil. tengo un futón para cualquiera.
-hoy era de lluvia.
-será de llegada.
-caminé buscándote y buscándote la encontré a ella.
-te buscabas a ti. yo me quedé en el laberinto de tus fantasías. nunca salí de ahí. hasta que me expulsó el gato de alicia. era tu televisor.
-sabías que me iba a ir.
-nunca supe que me arrancarías la piel. la papaya se enfría y hay ropa en la nevera.