jueves, 11 de julio de 2013

audios de un viaje para un amor nunca entregados

AUDIO 1

Quiero grabarme cada una de las calles de Madrid. Quiero acariciar con mis manos las paredes, y los suelos...los carteles. Quiero que esto no se me olvide, que no se me vaya. Quiero cada uno de estos olores que vuevo a reconocer...quedármelos, que sean para mi. Me he olvidado del orden de las estaciones de el Metro. Tuve que mirar el mapa para ver cómo llegar a casa de Eva. Quiero estar de calle en calle, de transbordo en transbordo, que no se me olvide nada. Quiero mirar en las calles, quiero mirar en el Metro, las miradas de la gente, sus caras, sus posiciones, que no se me olvide.
Entro y siento el olor de cada una persona, el olor a Metro, la sensación de cuando tocas la máquina para comprar... tu viaje. Las palabras... cuando me subo al vagón y escucho "Próxima estación" se me eriza la piel recordar que yo era de aqui (se me rompe la voz en el audio) .Yo era de aqui. Ahora es un poco, como ser extranjera en mi propia tierra, porque esta es mi tierra al fin y al cabo. Yo escojo cuál es mi tierra.
Y ahora estar en el Metro, en el andén. Ah, Legazpi...transbordo a la línea gris. Tantas veces estuve aqui que no puedo ni contarlas, y este olor, este olor a aire acondicionado que no encuentras en todas partes. Estos vagones totalmente limpios, esta gente que está leyendo mientras viaja. Mirar los carteles, reconocer a algunas de las modelos de los carteles. Leer la palabra "Nancy" y recordar cuando Olga me explicó que Las Nancys eran las Barbies de aqui.
Me gustaría ir de tu mano ¿sabes? Me gustaría ir enseñándote cada cosa. También pienso que aunque estuvieras aqui...tal vez... no podría compartirte el olor que yo huelo, el recuerdo de ese olor, el recuerdo de esa temperatura, de esa sensación.
                   
 Hay tantas cosas que uno no puede compartir con el otro, que se quedan en ti. Para ti.

AUDIO 2

Ya me he encontrado al típico viejito que me quiere solucionar la vida, que me dice dónde poner la maleta, cómo ponerla...tu maleta. Reconozco esto: es Sol, ¿sabes? era mi Sol. Hay algo raro que me pasa, que es como, como si fuera con miedo ¿sabes? Cada vez que presiono una tecla para comprar un billete de metro lo pienso tres veces, no sé si lo estoy haciendo bien o no, como si fuera la primera vez que viviera muchas cosas. Hay muchas cosas distintas, los carteles, las indicaciones en el Metro son distintas a lo que eran y paso por un chino y me muero de ganas de comprarme...yo qué sé... una litrona, unos Risquetos...saber que soy parte de aqui, como si comprar en un chino me hicieran el día a día. Hay algo, que me da como... siento un reparo en hablar, no se porqué...me da...No sé cuál es mi acento, no sé cuál es mi voz aquí...no se cuál es mi voz aqui.

Ahora he ido a casa de Eva. Fue súper raro, salí de el Metro y la escuela que siempre veíamos en construcción ya estaba terminada, y no sólo está terminada, está llena de gritos de niños jugando por todas partes. Al lado estaba el edificio donde vivía Rodrigo. Me acuerdo esa vez que fuimos y tenía un compañero de piso que era un freakie, que llevaba un cuello alto, negro, con una mano vendada, en pleno verano. Se nos quedaba mirando raro, parecía que no se había duchado en 8 años. Del otro lado hay nuevos bares, nuevos edificios. Arganzuela Planetario ya no suena como el fin del mundo. Así que llego a casa de Eva y están Alba, su hermana, y Sandra, su prima, hablando con otra chica. Las miro, las saludo y no me reconocen, siguen hablando. Me acerco más y siguen sin reconocerme, les grito y me miran...se voltean porque no me reconocen. Hasta que estoy a un metro de ellas y es cuando vienen los gritos, los abrazos... Entro  a casa de Eva y otra vez esos olores, esa sensación... el entrar a lo más parecido a , lo que tuve aqui, a hogar. Es recién entrar, Eva verme y cargar mi maleta, como siempre. Siempre cargando todas mis cosas, todas mis penas, todas mis tristezas, todos mis problemas. La lleva a su cuarto y en su habitación están todas mis fotos, todos los regalos que le he dado. Esta llena de todos los sapos que le dí cuando estaba en búsqueda de su príncipe, para que besara a muchos sapos y pudiera encontrarlo, por eso le di velas de sapos, postales de sapos, terciopelos de sapos. Todo lo que podía haber de sapos era para ella. Pero ahora ya encontró su príncipe azul...Tendré que buscar otra cosa que regalar. (Suena de fondo el... "próxima estación") Después entramos a la habitación de Alba, que esta totalmente distinta y... me dieron tantas ganas de llorar, de abrazarlas y de llorar con ellas, pero al mismo tiempo la felicidad me tiene abrumada, así que no hacemos nada de eso y me quedo allí, sentada en la cama, charlando con Eva que también está como que se lo cree y no se lo cree. Me tengo que ir pronto, así que me deja un móvil, como siempre, solucionándome problemas y me da las llaves de su casa. Ella es así, apenas llego, estan las llaves esperándome...pero no las acepté, pensé que voy a volver y que no las necesitaría porque cuando vuelva ella va a estar ahí. Así que bajo, voy de nuevo al Metro, mientras bajo las escaleras y veo otra vez esta instalación enorme que hay sobre el planetario, recuerdo cuántas veces bajé por ahi, con una resaca mortal y teniendo que ir a... no sé, a dónde fuera.
Para reestrenarme me equivoco. Me voy en sentido opuesto, vuelvo a bajar en Legazpi y vuelvo a tomar dirección Avenida América. Esa estación no me gusta, recuerdo que el transbordo es muy largo...  pero bueno... tendré que transbordar allí para ir a Prosperidad. (al fondo suena "próxima estación: Méndez Álvaro) Cada estación que van mencionando empiezo a recordar todas las cosas que viví alli:
Mendez Álvaro, en Méndez Álvaro estaba la estacón de autobuses, en la que estuve formada un montón de veces. Qué tontería pero recuerdo que allí estuvo Carmen Machi, en una película que se llamaba La señora del piano y en la película el personaje tuvo que estar allí toda la noche, para irse, para escapar de su esposo, al final no pudo hacerloy se regresó porque no había autobuses, en esa película salía de extra un señor al que conocí...hoy me dijeron que murió de cáncer. Yo estuve varias veces ahí, pero la verdad es que me acuerdo poco a dónde iba, ,a dónde salía... no recuerdo bien.

AUDIO 3

Es tan diferente la gente que va aqui en el Metro, puedes ver todo tipo de razas. Chinos, koreanos, japoneses, polacos, latinos, españoles, todo es una mezcla en la que ya no puedes distinguir quién es de dónde.

AUDIO 4

Ahora estoy caminando por fuera de El retiro. Vine con Y, estuvimos sentadas en el Retiro fumando un cigarro de cereza, recordando que cuando que cuando venía a acompañarla a sus cosas de problemas alimenticios, al salir, que siempre salía ella muy encabronada por lo que yo le había dicho a la doctora...la contradecía porque mentía... nos salíamos, y muy emputada ella cogía un cigarro, yo le decía "dame uno", después se le pasaba un poco el cabreo. Sabía que tenía que ser así, pero le costaba entenderlo.
Voy caminando por Menéndez Pelayo. Aqui viví nueve meses (ay me ceden el paso, qué diferencia al D.F) La cantidad de veces que me metí al Retiro. Justo estoy pasando por la RESAD, la escuela a la que nunca pude entrar y de todas maneras venía a ver las muestras y a sentir cómo no era parte. Quiero venir un día para imaginar en cada pasillo a Irene, a Ferrán. A Irene estirándose, encabronándose con alguien, a Juanito luciéndose con alguien, al Indio-hermoso seguramente leyendo en algún rincón y a Carliños bailando por los pasillos. Ahora tengo tantas imágenes de ellos, de esa gente que seguro me crucé en los pasillos y ni siquiera me di cuenta... ellos tampoco. Camino hacia Menéndez Pelayo para bajar hacia  Doctor Esquerdo...no, no, no es Doctor Esquerdo... he olvidado el nombre de esa calle. Ahora lo recordaré. No sé, no quiero poner música porque quiero escuchar todo lo que está pasando. Quiero escuchar los acentos de los niños españoles, quiero escuchar el viento aqui, quiero escuchar cómo me hablan las calles. No quiero perderme ningún olor, ninguna cara.
Bajo por Mediterráneo, por aquí subía todos los días para ir a KARPAS, el primer año que viví aquí. Lili  venía los sábados o los domingos, llegaba a mi casa muy tarde porque estaba siempre de resaca, me invitaba a comer fuera. Yo comía toda la semana mierda, porque no tenía para comer, entonces me invitaba. Las primeras veces veníamos por la avenida, casi todo estaba cerrado porque era muy tarde, por ahí de las seis, no encontrábamos nada. Subía por el lado izquierdo, bajaba por el lado derecho. Siempre, al bajar, lo hacía bailando, cantando, tan contenta de estar en otra ciudad, con edificios que son tan ajenos a mi, tan distintos a las estructuras arquitectónicas con las que yo crecí, cuando veía eso... no sé, me sentía tan libre. Me sentía libre por ver una arquitectura distinta a la mía.

(dejé encendido el audio, se escucha el ruido de mis pasos al andar bajo la lluvia, creo que canto)

Llueve, llueve en Avenida Mediterráneo, justo cuando voy a llegar a Conde de Casal, a mi primera parada. Siento como si el cielo me estuviera dando la bienvenida. No se qué me pasa que las palabras se me cambian, que hablo a un volúmen distinto. Tengo tanto miedo con felicidad que es que no me puedo creer que estoy aqui, que estoy viendo a la gente que veo, que estoy pasando por las calles que paso. Estoy tan contenta... ah, estoy muy contenta.

AUDIO 5

Salgo por Príncipe Pío. Todas las veces que salí de la escuela, que llegué aqui, a esta estación. Durante cuatro años ir y venir casi diario, me veía tan pequeña, tan chiquita. Veo a las chicas que están aqui con sus mochilas y me dan unas ganas de abrazarlas, de decirles que esto también va a pasar, que no se preocupen. Subo las escaleras, las escaleras que varias veces subí con un chingo de mochilas o de maletas, para todas las exposiciones que hicimos... ahora voy tan ligera. Salgo a la calle, me acuerdo esa vez en la que todavía ni estudiaba aqui, en esta escuela. Había quedado con Horacio, él se había llevado mi cartera, mi celular y mis llaves. No tenía cómo encontrarlo porque no sabíamos lo grande que era la estación. Pedí dinero a la gente para poder llamarlo de un teléfono público... qué hermosa la puerta de Príncipe Pio... la gente me prestaba y los teléfonos se tragaban mi dinero. Me vi allí, con un chingo de frío, mi abrigo blanco, me vi chiquitita, sin dinero, sin encontrarlo y me solté a llorar, así en la calle, afuera de la estación, pidiendo ayuda porque no tenía cómo encontrar a mi novio. No se cómo apareció él, encabronado, pero cuándo vio que yo lloraba y lloraba entendió.
Horno Santa María cafe. Cuando iba en Layton no podía pagar un café allí, pero cuando salí venía con Juan Vinuesa, o cuando tenía que limpiar la escuela para poder terminar de pagarla pasaba aquí por un café, para no sentirme tan proletaria.
Bajo las escaleras para el Río Manzanares. Los cuatro años que estuve aqui estuve en preparación. Ahora no. Hay un parque a mi lado izquierdo, hay parejas allí magreándose. A mi frente se ve el río, se ve precioso, con unas bancas muy modernas. Cuando yo estudié aqui  todo esto estaba cubierto. Lo primero que tenías que hacer era bajar corriendo las escaleras todas las mañanas, con prisa siempre. Llegaba puntual pero siempre sentía que se me acababa el tiempo. Hoy voy tarde, pero no es lo mismo, no es en absoluto lo mismo. Giro la calle. Voy a tener este momento conmigo. Volver después de tantos años. No es que extrañe precisamente, o que tenga muchas ganas de verlos, la verdad es que quería venir a Layton y pues él estaba aqui. De aqui me queda ir a ver a Joaquin.
Cuántas veces caminé por aqui, con lluvia, con un frío del carajo diciendo "por favor, ¿porqué estoy aqui? que alguien me regrese, que alguien me regrese a mi otra orilla" que no era México mi otra orilla, mi otra orilla de mi.
Estoy viendo a unos novios, dos chicos guapísimos, pero deben ser Laytonianos, uno de ellos mínimo.
Siempre, en este camino, me encontraba a cualquiera, camino juntos a clase de Begoña, Mar, Chelo. Aqui voy otra vez.
Querido Layton, he vuelto y ya no te odio.

AUDIO 6

Salgo de Layton. Me acuerdo de todas las veces que limpié y que sufrí y lloré  alli en ese escenario en el que pasé tanto miedo y al mismo tiempo tanto amor, en el que crecí tanto, en el que tiré tantas lágrimas y tantas gotas de sudor, tantos enojos, tantas frustraciones. La vi, siempre significó un carajo para mi.  Lo vi a él, el que era mi ejemplo a seguir, lo vi en la oficina, triste, deprimido, producto de esta crisis española de la que todos se quejan. Qué bueno que me moví, sigo activa, buscando cosas, buscando buscando buscando. Tal vez me hubiera quedado aqui estancada, si me hubira quedado, si me hubieran dejado quedarme. Las cosas no dejan que te quedes por alguna razón. Salgo, Joaquin me cito en la Puerta de Toledo, de pronto no recordé dónde era pero poco a poco la memoria va regresando, recordé incluso el autobús que tengo que tomar para ir allí.
Estoy tan contenta amor, me gustaría tanto que estuvieras conmigo. Al mismo tiempo es muy bueno que haya regresado sola. Este reencuentro esta siendo fantástico.

AUDIO 7

Salgo de casa de Antonio. Las veces que vine acá, que me hacía de comer cuando salíamos de clase, las que vine a casa de Luquiño. Estoy caminando por aqui... no puedo creerlo... no puedo creer la calle que veo...no puedo creer cada paso que doy ¿dónde estoy? ¿dónde vuelvo a estar? Me da tanto gusto tanta emoción. Al mismo tiempo saber que tengo una vida allá que me hace feliz. No era consciente de que la vida que tengo allá me etaba haciendo feliz. Eso es lo más hermoso que me pueda pasar.  Pienso mucho en él y me da dolor... no pienso mucho, pero por ejemplo, esta calle me recuerda a él, que por aqui se va a su casa. Me entra la lástima. Qué dificil. Veo el Día, el mercado al que siempre iba. El más barato y cutre a dónde la gente siempre estaba de mal humor. Es un Sumesa, pero peor. Ministerio de economía y hacienda, donde nunca me dieron mi puto DNI,cuántas horas pasé formada allí, esperando algo, lo que fuera, nerviosisima, para que mis papeles estuvieran bien. Al final valió madres... pero bueno... Bares de bocadillos. Las señoras, las viejitas. Algo que me impresiona de aqui es cómo la viejitas de clase media y alta están siempre andando por la calle, siempre van hablando y contando sus cosas. Mi abuela nunca sale. En México las viejitas que caminan por las calles son las pobres, porque están trabajando, aqui salen a tomarse unas cañas, pasear por Madrid.

Estoy tan contenta.

AUDIO 8

Paseo por la Castellana. Tantas veces he soñado con volver a hacer esto. Tantas cosas dejé aqui. Tantas cosas impregné aqui. Estoy segura que en cada uno de estos rombos de piedra están mis penas, mis pensamientos. Hay una sensación que traigo desde ayer: cuando estaba aqui estaba llena de tantas emociones... todo el tiempo estaba agobiada por alguna cosa, era como si caminara siempre con una tristeza profunda, con un agobio, con una nostalgia, melancolía, incertidumbre, creo que me volví adicta a esa sensación, tanto que ahora que he vuelto y me siento tan ligera en mis pasos, que siento tan pocas cosas que estoy cargando... no se... es todo tan diferente. Caminar por la Castellana sin tener algo que ir dejando. Caminaba desde Plaza Castilla hasta Embajadores para descargar, cuántas cosas iría cargando que hacía casi dos horas andando... para despejarme. Tengo tanto que agradecerle a este paseo, a esta calle, esta avenida, estos árboles, fueron mi desahogo durante tantos años, durante tantos pasos. Gracias a este paseo me llaman Miguito caminador. Todo el mundo me decía ¿qué, vienes desde la Castellana caminando? Siempre pensaba que al volver iba a llorar queriendo estar aqui siempre y... no. Cuando camino por Álvaro Obregón no estoy cargando nada. Aqui veo cómo me ha servido Teatro experimental, dramaturgia, yoga, meditación. Dos años de crecimiento constante y desahogo, no me había dado cuenta de todo lo que habia desahogado, no cargo ni con la mitad de lo que cargaba cuando estaba aqui, es tan bonito darse cuenta de eso. Ya no tengo miedo...ya no tengo miedo. La Castellana.

AUDIO 9

No se porqué tengo tan presente a Dalí, a Lorca y a Buñuel, tal vez yo no tengo nada que ver con ellos o tal vez tengo todo que ver con ellos. Al final me he acercado a sus obras ¿no? de una u otra manera esto genera un vínculo. Cada que estoy por estas calles.... siempre pienso en ellos. Tambien en el D.F, cuando entro en residencias antiguas, y pienso mucho en sus vidas y en lo que ellos pensaban cuando estaban acá, acá en el lugar en el que paseo, ya sea éste o los miles de lugares más por los que ellos pasaron. Estoy segura que Dalí y Lorca se dieron caminatas nocturnas enormes por La Castellana, que seguramente todavía no era esto. Pasaban las noches ahí, borrachos, creando, inventando cosas. Es como si de pronto una parte de su espíritu entrara en mi y los tengo presentes, Dalí y Lorca. Dalí y Lorca extrañando a Buñuel, Dalí y Lorca traicionando a Buñuel, Dalí y Lorca traicionnádose entre ellos, Dalí traicionando a Lorca, Dalí traicionando a Buñuel, Lorca sintiéndose mal por haber traicionado, Buñuel sintiéndose mal por ser traicionado, Dalí sintiéndose mal por traicionar, y no sé porqué con el que más me identifico es con Dalí. Ellos separándose, ellos a la distancia, ellos extrañándose, ellos recordándose a si mismos, ellos recordando el uno al otro, pidiéndose perdón para sí y entre ellos... por no haber cumplido lo que dijeron que iban a cumplir.

AUDIO 10

Penúltimo día en Madrid, sí casi, antepenúltimo día en Madrid. Me siento distinta. La ciudad empieza a consumirme en su sensación de odio, de nervios de prisas. Ya no camino intentando impregnarme de todo como antes. Recuerdo a Geratho cuando vino, diciendo que él esperaba verme despidiéndome de Madrid y estaba haciendo todo lo contrario. Creo que esta vez sí me estoy despidiendo.
Tenían razón... los amantes en eso de que antes...
Tenían razón porque no había cerrado esto  y vine a cerrarlo y no duele... ya no duele, por que sabes que lo que hay allá es mejor que lo que tenías aqui...creo que es mejor. Miro ahora el oso y el madroño que está en otro sitio del que solía estar y pienso  "si hasta el oso y el madroño han cambiado de lugar, que no haya cambiado yo"