miércoles, 5 de septiembre de 2007

idealistas, idealizando, ideal, ideas ( h. al l.a 50)


Los ideasilstas deben darse prisa en cambiar el mundo
antes de que el mundo les cambie a ellos
Mafalda (o Quino).
Era entonces. Cuando unas veces era Elena, otras Beatriz, después Emilia que no dejaba de aparecer en sus cuentos y en los mios.
Por la ventana, las veía desfilar. A colores fuertes y definitivos. Indelebles. Unos labios en los de otro. Por el monitor.
Cuando unas veces era un país y otras otro. Seguía recargada en la ventana, viendo sus descripciones tan vagas, que eran casi mías. Llegué a olerlas y a querer tocarlas. O a Pancho.
Cuando una vez fue la barba y otra la espalda. El arqueo del sueño escrito en automática.
Casi siempre de tarde, con frases escupidas por el librito azul. Sin coherencia alguna y las dos muñecas que sabían que nunca fue.
En el calendario de un lado el tormento de los días sin alucines y güisquis. El llavero argentino arrebatado en una borrachera. Las comisuras de los labios ya saladas por el mar seco. se co .
Conexiones sin cables que no pueden ser ideales, idealizadas, ideadas. Sin idealistas porque no era republicano ni yo comunista. La voz apresura mis dedos y tengo que irme. Antes. Voveré a pasar.

domingo, 2 de septiembre de 2007

(h. l. azul 49)


Estar en sociedad puede ser muy aburrido,
pero no estarlo resulta una verdadera tragedia.
Oscar Wilde
Se alejó. Hundido en las profundidades del lodo agrio. El amargo sabor de boca de un domingo sin actividad. El sudor confundido de la colcha y su cuerpo. Dolor en las lumbares de tanta inactividad. Los ojos aún hinchados de tres días de televisión y películas. A ratos lecturas. Nisiquiera andar. Desilusiones momentáneas. El teléfono traicionero. Espantapájaros de ilusiones. Se despegan los pellejos al cambiar de posición en la cama. Que no es cama. Un sofá de unicel. Transformado para acojer. Ocupa. De casas y corazones.
Ningún motivo aparente para despertar. Dormir. Otra vez el teléfono. Miedo.
-¿dormías?
-duermo constantemente. La búsqueda no acaba.
- te cansarás.
-por eso duermo.
Pesadillas asfixiantes. Es la luz del sol. Entra por las ventanas y las persianas ya no pueden detenerla. Habrá que despertar. Algún día.