Estar en sociedad puede ser muy aburrido,
pero no estarlo resulta una verdadera tragedia.
Oscar Wilde
Se alejó. Hundido en las profundidades del lodo agrio. El amargo sabor de boca de un domingo sin actividad. El sudor confundido de la colcha y su cuerpo. Dolor en las lumbares de tanta inactividad. Los ojos aún hinchados de tres días de televisión y películas. A ratos lecturas. Nisiquiera andar. Desilusiones momentáneas. El teléfono traicionero. Espantapájaros de ilusiones. Se despegan los pellejos al cambiar de posición en la cama. Que no es cama. Un sofá de unicel. Transformado para acojer. Ocupa. De casas y corazones.
Ningún motivo aparente para despertar. Dormir. Otra vez el teléfono. Miedo.
-¿dormías?
-duermo constantemente. La búsqueda no acaba.
- te cansarás.
-por eso duermo.
Pesadillas asfixiantes. Es la luz del sol. Entra por las ventanas y las persianas ya no pueden detenerla. Habrá que despertar. Algún día.
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