sábado, 19 de julio de 2014

La extrañeza de un viernes-tarde


La extrañeza de un viernes-tarde

No tengo ni puta idea que es lo que pasa hoy. Suelo escribir automáticamente cada vez que cojo un teclado y hoy... hoy no puedo. Atrapada en mi misma, en una parte de la telaraña que me es desconocida. No había pasado por aqui antes, o sí pero cuando pasé era diferente, estaba diferente y hoy no lo entiendo.
 Hace ya un año que no me daba migraña, yo lo atribuyo a yoga, a la buena alimentación que llevo ahora, a que estoy donde quiero y debo estar y extrañamente hace un año que no pasa ninguna tragedia tragedia familiar.  Pero hoy... En algún lugar, leí que la migraña surge cuando no entienes algo de lo que te esta pasando.

Viernes, único día de la semana en el que podía despertarme después de las 6 am. Puse mi despertador a las 8:15, feliz de poder dormir 2 horas más. 6 am, mi reloj interno o la mierda que sea esa que nos habita (costumbre) decidió activarse. Igual abrí los ojos de buena manera, no se despertar de malas, calenté una tasa con agua y me acosté a leer. Hay muchos libros que tengo en espera y  parece que esta antología teatral mexicana que me obligué a mi misma a leer  es interminable. Leí una hora. Luego partí a pilates reformer. Bici, frío, chispea. No sirven mis frenos (otra vez) igual voy contenta de poder ir. Sufrí toda la clase, hay posiciones que me cuestan la vida y pienso que tengo que probar la terapia psicocorporal ya. Las posibilidades e imposibilidades de mi cuerpo me generan un chingo de dudas, uno nunca sabe lo que no puede hasta que prueba y... ¿porqué no puedes?

Salgo de clase, confundida, no puedo tomar una decisión estúpida como "me compro un vaso de fruta o me voy directa a casa". me doy cuenta que llevo diez minutos dando vueltas a una fuente de Álvaro Obregón sin saber ni qué estoy haciendo. Pienso que talvez estas eran las cosas raras que dijo la maestra de Yin Yoga que nos pasarían después de la clase... pero ya fue hace dos días. Cojo la bici, vuelvo a casa. Pongo el cubo a llenar, ducharme a jicarazos, desde hace 5 meses, ya hasta le estoy tomando el gusto. A veces me meto al cubo y me imagino una sesión de fotos. ¿Cómo puedo ser tan pequeña para caber dentro de él?  Pruebo posiciones, de mis fotos imaginarias hasta que me doy cuenta que lo que me esta molestando es que me estoy quemando los pies, otra vez calenté el agua de más.
Salgo de la ducha y decido utilizar "el conejito" que me regalaron hace días, sí querido lector "el conejito" es un masturbador negro de puta madre, que probablemente sea la causa de mi nueva sonrisa.  Me encierro en mi habitación con llave, no vaya a ser que llegue la señora de la limpieza, y me dispongo a lo que yo llamo "mi sesión curativa". Y así me quedo un buen rato, teniendo uno que otro orgasmo hasta que comienza a sonar mi celular y minutos más tarde me descubro a mi misma con una mano contestando un mensaje de facebook y con la otra llevando al conejito a lo mas profundo y pienso: esto ya no esta bien.  Apago el móvil, termino, termino de terminar, y de pronto me entran unas profundas ganas de llorar. Así que me giro, lloro por un buen rato, pongo Russian Red y entonces recuerdo todos esto de la energía que atrapamos en diferentes partes del cuerpo, otra vez el cuerpo, pienso cursos a los que me he metido, teatro experimental, parkour, teatro delirio, somatización de movimiento, sexualidad sagrada femenina, yoga, bla bla bla y sigo dandome cuenta que no entiendo un carajo pero que tal vez tengan un poco de razón. Me quedo llorando casi una hora. Total, hoy no doy clase. No me siento triste. En absoluto. Vuelvo a quedarme dormida.
Despierto con tiempo suficiente para buscar depa en internet antes de irme a clase. Nada que me convenza. Se me va el tiempo. Salgo, no cojo la bici porque empieza a llover y no quiero llegar empapapada a mi destino, como la última vez. Camino bajo mi paraguas y me siento extrañamente bien, bailo jazz por todo Alvaro Obregón. La gente me mira raro. Ya nadie baila en las calles. Yo siempre.
Llego a la Galería. No entiendo un carajo de este curso, pero aqui estoy, sabedios porqué. Un amigo dice que lo mejor que me puede pasar es no estar entendiendo. Entro con mi compañero, los demás no han llegado. Miro las obras y comienzo a sentir claustrofobia, hasta hoy, no sabía lo que era, me empieza a dar calor, nauseas, mi cabeza...Finjo que estoy bien. Llega el galerista, nos habla, nos cuenta su vida, lleva todos los finales abajo y a mitad de las frases siempre baja el volumen, yo empiezo a hacer un análisis clínico de su voz y dejo de ponerle atención. Luego vuelve mi sindrome de responsabledelentretenimiento y hago 2,3 preguntas, sólo porque lo veo perdido. En realidad no tengo esas dudas.  Entonces el maestro decide leernos algo sobre el postcoito y habla de la tristeza del poscoito.  Y no puedo creer que justo hoy, después de mi episodio mañanero haya decidido leer esto. Entonces vuelven las mil y un ideas sobre las imposibilidades y las causalidades de la casualidad.
Me quiero ir a casa, algo me agobia y no se bien qué sea.
Camino de regreso con el maestro. No sabe sujetar un paraguas, se vuelve caballero y me caigo en cuenta que hace mucho que no camino junto a un mexicano. La platica me lleva a mis 19 años  y no puedo hacer más que reírme por dentro...de la vida misma. Llegamos al quiosco de flores él gira hacia el callejón de sus prejuicios y yo hacia el de mis aspiraciones. Busco un libro, no lo tienen, hay que encargarlo, hacer fila, vuelvo a agobiarme, migraña... ¿otra vez? Pago el anticipo, nimodo llegaré a la fiesta de la noche sin regalo. Llego a casa. La cabeza me estalla. Quiero escribir pero no puedo. Recaliento algo, contesto mensajes a algún perdido y duermo. Irme a dormir un viernes por la tarde... Antes de caer en el sueño se me ocurren 109 status de facebook y pienso que estoy enferma.Despierto, cansada ¿de qué? Tal vez todo esto del arte conceptual es demasiado concepto y  me manda a la mierda. Igual es eso. Me urge escribir. No lo logro, borro todo lo que escribo. Son las 8:45pm tengo que estar en el teatro a las 9pm y no me he depilado, pero no puedo dejar de escribir. No quiero.
Me niego ha hacer soft porn hoy. Hoy no caliento, llegaré tarde, haré como todos los actores mexicanos. A la hora que me de la gana. Todo lo que critico. Sigo escribiendo y ya son y 58. Whatsappeo, invento algún problema... no me he depilado... no habra tiempo... migraña Simone White en las bocinas. Mensajes del otro lado del océano.

No vuelvo a ir a una galería... digo.