jueves, 14 de junio de 2007

innanimádo. ( homenaje al l. azul 9)


Ando solo en una multitud de amores
Dylan Thomas
Ya sé que los que son como yo tenemos historias como ésta a diario. No sé si sea que cada vez hay menos. Entonces cada una me afecta más.
Esta noche, como todas las noches, llegaron. Él parecía rondar los cincuenta, ella dieciseis como máximo. Muchas veces han llegado de esos. Ésta era diferente. Yo los observaba, desde arriba como siempre. Inmóvil. Él desenganchó del cinturón un móvil, luego el otro que era aún más grande, de los que parecen agendas electrónicas. O no sé si lo sean. No hablaron, nisiquiera sonidos. Se quitó la chaqueta, los pantalones y finalmente los calzoncillos. Únicamente se dejó puesta la camisa, sin quitarse la corbata. Se sentó en posición de mariposa sobre la cama. La chica, la niña, permanecía de pie frente a él. Se deshizo de sus zapatillas, los vaqueros y las pulceras. No podía ver su cara. Él tenía prisa, mirába el reloj. La niña subió a la cama y lo rodeó con sus piernas. Una coreografía ya aprendida. Sólo se escuchaba el rechineo de la cama y los pequeños choques de cuerpo contra cuerpo. No emitían sonidos, ninguno de los dos. Me llamó la atención.
Por primera vez en seis años, que llevo aqui, no me miraron durante todo el acto. Ni una sola vez. Todos los demás lo hacen. Sobretodo las mujeres, les encanta verme mientras ellos están encima y me sonríen. Siempre he querido tocarlas. Sobretodo a la que viene los martes con el policía.
La pareja de ésta noche. Creo que él terminó. No lo supe muy bien. Se levantó de la cama, tomó sus cosas y salió. Ella se acostó. Y ya sola, me miró. Era tan pequeña, sus ojos todavía tenían la forma de los dibujos animádos. Se detuvo un segundo mirándome,pero en seguida se tapó la cara y comenzó a llorar. Empezó sollozando. Después se colocó en posición fetal, se convulsionaba, no paraba de llorar y lo hacía tan fuerte que pensé que me iba a romper.
Quise bajar, taparla con el edredón. Cubrirla y decirle que no pasaba nada. Acariciar su cara, tan pequeña. Besarle la frente y abrazar su pecho para que dejara de temblar.
Hoy quise moverme más que nunca. Más que aquella vez que la mujer del policía hizo streapteasse para demostrarle su nuevo tatuaje.Sobre la cama sólo me veía a mi. Seduciéndome tocando su tatuaje.
Pero esta vez fue diferente.Como siempre, no pude moverme, pero comencé a rechinar y a sudar, porque yo no puedo llorar. Las gotas le cayeron a ella. Se asustó. Se vistió y salió corriendo.
Olvidó sus pulceras.
Sigo aqui inmóvil algo me duele, me duele mucho. Estoy cansado de no dormir. ¡Sáquenme de aqui!
Se fue, me dejó sus pulceras. Para no olvidarla. No podré ir tras de ella. Nunca. Ella saldrá corriendo del motel. Con los años se convertirá en algo, en quien sea. Yo seguiré aqui. A menos que el policía utilice algún día su pistola para mí. Caeré en cachitos. Dejarán de ver su reflejo y yo de verlos y oírlos gemir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Ando solo entre demasiados amores, el juego ha terminado"
Juan Vicente Melo

Lolita dijo...

te hice caso de nuevoo... ya no sirvo para estas cosas... sigo leyendo paso a paso tan grandes lecturas ...

hada asesina dijo...

Cereza. No te puedo dejar coment en tu blog. Me gusta. Siéntome alagada al hacerte recordar. Hacernos recordar..
povos margarianos!