Tal vez tengas razón. He dicho "te amo" muchas veces. Tal vez tengas razón y contigo todo era falso. Todo lo mío a ti. Dejamos a un lado tus supuestas teorías sobre el amor que me profesas. Me convenía amarte y a ti te convenía que yo te amara. Lo hice por los dos. Podría haber seguido jugando así, sin darme ni darnos cuenta un buen rato. Tuviste que dejarme para entenderlo. Aún así no entiendí que me dejaras. Hablas de haberte dado cuenta de mi desamor antes que yo. Yo hablo de las veces que bailamos salsa en medio de un salón rodeados de conejos que se parecían a Bugs bunny.
Dices que me sigues amando, que mi amor no es, ni quieres que sea un consuelo, sino ese demonio. Ese demonio que te lleva a ser escorpión.
Yo siempre fui de chapulines. Nunca me han asustado los escorpiones, basta un poco de alcohol para que el resto de la manada se aleje. Como con los perfumes o la mala fama de los pueblos.
Tuve mañanas a tu lado en las que juré amarte. Ahora veo que no. mi vida sigue y lo último que quisiera es estar a tu lado.
Creas historias donde no las hay. Hablas de ser escorpión cuando más bien eres el macho de la mantis. Podrás seguir gritando de que me amas y que por eso destrozaste lo que teníamos. Yo grito que lo tuyo conmigo no fue y no va. Empezando porque no sé ni que sea esa palabra para ti. Ni para mi. A mi amor se me parece árbol o flor o amor podría ser adove.
Sé que desde que no estás canto más fuerte y mis pisadas suenan como las de gigante. Que los coches me miran simpática y las avestruces han dejado de jalarme las uñas.
No sé ya ni para qué decirlo.
Tampoco extraño su jabón de manos, aunque tenga un paquete en la alacena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario