lunes, 23 de julio de 2007

sigue... (homenaje al.l. azul 37)


Caigo y los cristales de mi historia
forman en el aire
un vitral de historias inconexas
diálogos lugares personas circunstanicas
cuya única fusión es mi presente
Román Luján
¡zombie!
"Se que voy a quererte
sin preguntas
se que vas a quererme
sin respuestas"
Recitaba. Otra vez sola y sin ganas de beber. Aunque oliera tanto a alcohol. Nunca he sido poeta, se me dan mal las matemáticas. Pero a veces, en las noches, algún poeta me arrastra entre hilos de nostalgia hasta envolverme en sus ecuaciones.
Esa noche, como siempre en voz alta. Lo hago hasta que se cansa la garganta. Pongo de pretexto mi profesión. Pero la verdad es que me encanta escuchar las lecturas, jugar con sus melodías y hacer como si fueran de mi. Que nunca lo serán.
Te acercaste a mi mesa, Guillermo, o Pancho. Me pierdo entre tus nombres y tus estados de ánimo. Como cuando no encuentro las piezas del rompecabezas y las mastico con té de limón.
"que él nostalgie". Terminaste la frase. Hice como si girara asombrándome. Lo fingí. Siempre supe que te atraería con un verso. Aunque lo hayas puesto tú y un tercero me lo haya recordado.
Nos sentamos y seguimos. A mi Don Jesús no me cae también. No es que él tenga la culpa. Es que no sabe hacer micheladas y siempre me llama Margarita.
Seguí ese día y sigo. Me contaminé de tu voz y de la forma en la que parpadeas cuando algo te sorprende. Como cuando descubriste que no era gorda ni estaba teñida de rubio. Sabías que llevaba gafetes con mi nombre para ver tus labios pronunciándome.
Reí y dije que ya somos dos a los que nos revienta. ¿No sientes ganas de hacerlo cuando recuerdas que te sigue queriendo, o que tú sigues queriendo?
Te colgaba un cabello dorado de la barba a medio rasurar. Dos días después supe que era de Emilia. Te lo quite tratándo de ser delicada. Intentando tocarte. No me atreví a tocar tu piel... aquella noche.. pero el cabello quedó entre mis dedos y olió a violetas. Violetas con güisqui.
Moví rápido las manos para que no notases mis uñas despintadas. Dicen que eso habla mucho de ti. No quería que supieras tanto.
Con las manos debajo de la mesa te expliqué porqué estaba sola y porqué quería estarlo. Supe que me entendías cuando te acabaste la copa de un trago y apretaste tus manos con el cenicero.

1 comentario:

pepe dijo...

no puedo... pero, zombie
tengo adicción