jueves, 10 de abril de 2008

pesada(h al l. azul)


Ella no hacía diferencia alguna entre lo que le era soportable
y lo que le podía resultar insoportable.
Michael Ende
Estoy tan cansada. De escucharnos hablar. Escucho a los demás y oigo tantas mentiras sobre el concepto que cada quien tiene de si msmo que me aterroriza la idea de saber que soy como ellos. Intento buscar la indiferencia pero me arde el estómago de escuchar tanta mentira, tanta falsa autoreflexión. No hay qué decir porque entonces te ven como el enemigo. Y estoy cansada de discutir. Me sudan los párpados. Tanto trabajo para ser sólo un bonche de no-documentos. Un bonche de no-talentos. De no-decisiones. Ya no somos personas, somos papeles. Papel con foto y firma porfavor que aunque esté viendo que eres la misma de la foto y tenga tu acta de nacimiento, tu certificado de no antecedentes penales, tu certificado de la eso, de bachillerato, las cartas que te ha escrito tu familia toda la vida, tus boletas de notas desde los catorce, no me creo que seas tú. ¡Que me inserten un puto chip! Que si les grito, los beso, los jalo de los cabellos seguirán sin creerme que soy yo. Entonces entro en un gran dilema. ¿Sin una tarjeta que tenga mi foto y mi firma no existo? ¿No soy nadie? Y tal vez esto en cualquier otro momento me resultaría agradable pero no cuando tengo que conseguir trabajo y para tener trabajo hay que ser alguien. Así que cuando recupere mi identidad seré alguien. Alguien de esos, como yo, que hablamos todo el tiempo de nosotros mismos y no hacemos mas que contar mentiras. Sin ser conscientes de que estamos contando mentiras porque esta es nuestra percepción de la realidad. Lo que me lleva una vez más a la conclusión de que no hay verdad y no hay realidad. O hay muchas. Odio este tipo de contradicciones en los textos sin embargo las hago todo el tiempo. Luego entonces se me queda algo del tono narrativo de Almudena Grandes y se me queda justo lo que no soporto. Pesada, sombría, gris. Tarde de sueño y mala elección ver, justo hoy, Los lunes al sol. Una vez más no hay esperanzas. Menos aqui que no hay mar. Hay que tender la cama y ser alguien de nuevo

1 comentario:

Unknown dijo...

A veces, si miras al horizonte desde lejos, puedes ver el mar...casi puedes olerlo, si cierras los ojos. Aún se puede alcanzar, incluso desde aquí.