miércoles, 9 de abril de 2008

h.al lazul


Y así, siempre, siempre,
sin un momento de sosiego frente a mi mismo.
Siento que devoro mi propia vida,
que para la miel que doy no sé a quién en el espacio,
saquieo el polen de mis mejores flores,
arranco las flores mismas y pisoteo sus raíces.
Chéjov
A él no le importa. Hay que ver por uno mismo, esa es su respuesta a todo. Esa o la duda ante cualquier respuesta. Entonces tratando de buscar pisotea a quien se le pone enfrente. Seductor, amigo. Francisco es así. Hay que aceptarlo, lo asombroso es que todos lo aceptan. Todos le jutifican cualquier cosa. Es el encanto que desprende, es su sonrisa, su voz cuando te pide algo a lo que nadie puede negarse. Primero fue Margarita, dulce, inocente, tierna. Cayó sin tener que darle ni media vuelta. Abriéndole los brazos sin dudarlo. Entonces él la abrazó y la besó hasta que se cruzó con Paulina. Él decía que eran sus ojos, pero en el fondo sabía que eran las piernas y estando con Margarita sudaba pensando en las piernas de Paulina, imaginándolas en su vientre y en su espalda hasta que no pudo con la imagen de Paulina en su boca y se fue con ella. Margarita sigue llorando. Paulina, breve, auténtica, huidiza lo hipnotizó un tiempo. Hasta que escuchó a Carmen. Fue en una entrevista de radio local. La entrevistaban por ser la soprano con más trabajo de la ciudad. Francisco iba conduciendo rumbo a casa de sus suegros. Giró a la izquierda, luego a la derecha hasta llegar a RADIOFORMULA. Se sentó en la escalera esperándo reconocer a la famosa cantante, lo cual no fue difícil. Francisco, poseedor de intuiciones infinitas. Ella salió y sin decirle nada la besó. Paulina guarda aún el rencor hacía Francisco que la dejó plantada sin conocer a su familia. Carmen inteligente, talentosa, su aura era el aura de las artistas que ya han ido y venido, paciente con una media sonrisa desde la mañana. Francisco pensó que así se quedaría hasta que la vejez lo asaltara. Pensaba eso antes de conocer a Arcadina. Arcadina once años menor que él, amiga de su hermanita. Una pequeña punketa vestida de negro y rosa. Ha rejuvenecido siete años, pero está esperando el siguiente cambio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, exacto...estar con algo mientras esperas el siguiente cambio. No sé, pero este texto, esa menor punketa, entiendo a éste personaje...
El aire no se va.