miércoles, 1 de agosto de 2007

por si acaso ( h. al l.azul 45)


El sueño se rompe cuando la vida
te obliga a despertar.
Manel Roig Griñon.
- Teníamos una casa en la punta de la peña. A un lado el mar y del otro la selva. Estaba dividida por una línea de burbújas. Te parabas justo en el centro, que estaba bien señalado con gelatina fluorescente, ponías todo tu peso de un lado y la casa se movía contigo. Las urrácas del lado de la selva volaban instantáneamente y cantaban "You are sixteen, going on seventeen...". Eso hacía el lado izquierdo. En el derecho sentías la brisa del mar en las orejas y las gerberas cantaban " si acaso quieres volar..."
- ¿Ella cómo era?
- Con los cabellos hasta la cadera. Al caminar los tirabuzones rozaban su pelbis. Casi siempre con flores enredadas en los rizos. Era color dorado cobre. Nunca dejaba de sonreír. Vestida de blanco y rojo.
- ¿Qué lado le gustaba más?
- ¿No te lo estoy diciendo? Cada día uno distinto, cada momento. Cambios. Por eso era ella. Nadie más podía hacerlo. Solía dibujar mariposas con los labios a las cinco de la tarde. Justo antes de que cayera la última pluma del dragón.
- ¿Los dragones tienen plumas?
- ¿ A ti qué más te da? ¡Visualiza! Sus cabellos daban cosquillas cuando me besaba el cuello. Una vez amaneció con las muñecas cubiertas de mercurio. Se echó el cabello, su cabello olía a mango, se echó el cabello para atrás, y el mercurio antes una sola forma rompió en cientos de perlitas que le adornaron la cabellera durante toda la semana.
- Sus ojos eran verdes. Una vez los vi. ¿Cómo te miraba?
- Como un bebé la primera vez que escucha música. También su piel era suave. Me acariciaba los pechos constantemente. Las sirenas bailaban a nuestro alrededor, después nos besaban. Antes de que nosotras nos consumieramos entre la playa y la selva. El león siempre fue celoso.
- Ah, claro. Aquella vez que llegaste hecha trizas. La camisa desgarrada y eso. Habría sido el león.
- ¡Qué va a ser el león!. Ese fue su hermano. Una vez que no me di cuenta mientras la tocaba y él surgió en el punto exacto de las burbujas fluorescientes. Iracundo me echó de su lado. Pero yo volví y ella me recibió más contenta que la primera vez.
- Los hermanos son indecentes. Nunca tienen ocupación. Pueden pasarse el día rellenando botellas de aceite o jugando con el televisor a que son diseñadores.
- Ella quiso ser diseñadora. Prefirió andar desnuda entre la hierba. Yo también lo preferí. Desnudas nos acariciábamos todo el tiempo.
- Guardas muchos secretos. Conozco a alguien que no sabe gguardar más secreto que el de su agonía. Y, lo guarda mal porque a mi me duele constantemente. ¿Su agonía sabes?
- No empieces con ella. Estamos con la mía. Su boca era parecida a la de una virgen. Una virgen suicida.
- Me encantó esa película. Quedé totalmente enamorado de Lux.
- Como todos los chicos. Ahí la del encanto es Cecilia. Soñé con ella de los quince a los veintiuno. Nosotras sabemos diferenciar el encanto. Ustedes no.
- ¿pero nunca te fijaste en los omóplatos de Kirsten Dunst? Es maravillosa.
- Tú eres un poco de los Locos Adams. Sigo con mi historia, no soporto a Kirsten Dunst. Solíamos pasar las mañanas en la selva y a partir de las cinco, cruzabamos al mar. A las siete de la noche, antes de que el sol se fuera por completo tomabamos el café en una casa de cristal. Una ancianda gorda y de pelo morado nos hacía cafés de zarzamora y caramelo. Entonces llovía y nos besábamos sintiéndo las gotas en nuestras coronas frío afuera y zarzamora calientita en la garganta. La anciana siempre olía a nata con chispas. El chocolate era espectacular.
- ¿Recuerdas el nombre de la anciana?
- Nunca nos lo dijo; sólo decía : " mis niñas, hora del café" Era cuando desaparecían la selva y la playa y sólo quedaba la cristalera cubierta de lluvia..
- ¿Porqué la dejaste?
- Porque despertó un día. Me le acerqué. No recuerdo que le dije. Contestó que no era homosexual. La enfermera la sacó de la cama. La vistió frente a mi. Tortura extrema. La puso en la silla de ruedas y salieron. Me quedé sin poder volver a entrar en las burbujas fluorescentes.

No hay comentarios: