domingo, 28 de mayo de 2017

Fernandez-Muro


Hace casi 10 años mi hermana pequeña (Pikito), un amigo exescritor y yo caminábamos por las calles de Madrid, íbamos por a estación del metro Tribunal. Yo solía salir mucho de fiesta por Malasaña y me sabía de memoria los rinconcitos de cafés y bares de la zona. Estaba mostrándole mi vida madrileña al amigo el ex escritor que estaba de visita por unos días que se convirtieron en meses, pero bueno, eso no tiene nada que ver acá. De pronto nos cruzamos con un par de chicos, uno se me quedó mirando y yo a él.

-Hola

me dijo

- Se que te conozco pero no sé de dónde.

le dije

- Me pasa lo mismo.
- Tú qué haces?
- Soy arquitecto
- uy no, yo soy actriz. No tengo amigos arquitectos.

Hasta ese momento no tenía.

-mmm ¿de casa de los italianos?
- sí, hace poco fui a una fiesta de italianos.
- Arquitectos?
- No, no.
- Bueno pues a lo mejor sólo nos conocemos de estas calles. Yo sé que te he visto acá por las noches.
- (sonreí) seguro, eso debe ser. La reina de Malasaña, me dicen mis amigos. Bueno, sigo camino que estoy dando un tour.
-Mucho gusto. Igual

Seguí camino con Pikito y el exescritor, que no pararon de hacerme burla de mi encuentro inesperado.
Una semana después vino Pikito y me dijo:

- Migo, ¿te acuerdas el wey que Wino (mi otra hermana) te quiere presentar?
- Sí
- ¿Adivina quién es?  el que te encontraste el otro día en Malasaña. Me acaba de enseñar una foto.

Días después nos presentaban en una galería.

- Ya sé de qué te conozco.
Me dijo
- De qué?
- Una vez llegaste a una fiesta de argentinos. Ibas sola. Creo que salías con uno de ellos.
- Sí, sí. No salía con él, los había conocido la noche anterior en un bar.
- Bueno estabas con él. Salimos todos juntos por Malasaña. Tú cantabas por las calles. Te pusiste una gorra para atrás y cantabas y bailabas el tema del príncipe del rap.
- Ya me acordé. Sí , esa soy yo.
- Me acuerdo que llevabas una botella de dos litros de calimocho, en un envase de coca cola y la venías tomando en el buho.

Todo eso era yo. Nos echamos unas risas y seguimos la fiesta. nos gustaba jugar a ser los protagonistas de musicales y subirnos en las mesas a cantar  y a bailar.  A partir de ahí comenzamos a chatear todo el tiempo. No había smartphones, o mínimo no accesibles a nosotres.

Una vez:

- Estás?
- Sí
- Estoy leyendo un libro. 3 de los personajes llevan tu apellido.
- ¿Almudena Grandes?
- Sí
- Ah es que fue novia de mi tío.

Otra vez

- vengo de una obra terrible
- ¿cual?
Le digo el nombre (ya se me olvidó)
- ¿era muy mala?
- sí, sólo había una buena actriz
- ¿No sería la señora mayor?
- Sí, esa.
- Mira el nombre. Es mi tía

Otra vez

- Amo a mi maestro de expresión corporal. Es un hombre mayor que es mágico. Te da imágenes dibujadas y con eso vas creando los movimientos que te genera, y toca el tambor mientras bailas.
-¿ No será uno que era profesor de Miguel Bosé y de sus hermanas no?
- Sí, Arnold. Lo conoces?
- Fue profe de mi madre y mis tías. Hablaban mucho de él.

Yo, como siempre comencé a pensar que todo eran señales. Menos de un mes después de conocernos ya éramos novios. Me contó de su familia, que eran todos argentinos, y él tenía mucho de latinoamericano, por eso nos entendíamos tan bien. Sus abuelos habían sido pintores y su padre también era artista. Una vez me llevó a conocer a sus papás.

- Desde ya te digo que mi padre es un personaje

El padre me abrió la puerta con los pelos parados y haciendo gran alarde de por fin conocer a la mexicana. Me dieron un recorrido por la casa que estaba llena de obras que te partían la cabeza. Charlé un buen rato con los tres. La mamá me contaba de cómo había sido alumna de mi maestro hacía como veinte años y de la magia que también le había dejado a ella.  Recuerdo mucho ese día porque el padre me preguntó:

-¿ y qué drogas consumes?
- no, ninguna.
En esa época no consumía nada
- ¿pero cómo vas a ser artista y no consumir nada?
- Papá! ya te dije que no a todos nos gustan las drogas.
- Yo siempre le digo a Mateo que tiene que probar los ácidos. Si no los prueba no ha visto nada.

A mi esa frase se me quedó instalada en los huesos. Claro, viniendo de mi pequeño huevo queretano, no podía concebir que un papá dijera tal calamidad.

A Mateo le gustaba mucho la foto, la música y la pintura. Hablaba siempre de sus abuelos pintores y de las piezas que hacía su papá. Conocimos a Javier Krahe una noche en la que Mateo se emborrachó rápido y a mi me dio vergüenza.
Mateo y yo duramos juntos como un mes. Yo era una chica muy triste y él no.  Como me pasaba con todo en esa época tenía flashes fugaces de enamoramiento y luego, un día, me encontraba sentada al lado de alguien y me preguntaba "¿quién carajos es esta persona?".  Y ahí, salía huyendo a toda velocidad. Él comprendió, y yo también,  Durante unos meses no nos vimos, pero luego nos volvimos a encontrar y fuimos grandes amigos, incluso vivió a mi lado  mi etapa lésbica. Me decía

- Ahora que eres lesbiana, mis papás quieren que estés con mi hermana.  Quieren que esté con una lesbiana linda.

y nos reíamos. Después dejamos de vernos, no por nada en especial, simplemente cada uno andaba en la suya. Y alguna que otra historia entre cruzada. Ahora Mateo vive en Nueva York, con una chica (hasta donde se) hermosa y que es la gran musa de sus creaciones. Sé por sus posts y los likes que compartimos que estamos en la misma lucha y en búsquedas muy parecidas, políticas, sociales y artísticas.

Ahora estoy en Argentina, la tierra de su familia. Ya desde entonces algo me conectaba con este país. Ayer me tocó trabajar  en la feria de arteBA, increíblemente exponían las pinturas de sus abuelos. Me quedé un buen rato frente a la pintura de su abuelo, mirando el nombre abajo Fernandez-Muro y recordé el libro de Almudena y de ahí toda esta historia. Es una pintura oscura con un toque de... no sé, tiene algo, un punto que te hace adentrarte en la posibilidad de miles de dimensiones, y recordé a su papá diciendo
"tienen que probar los ácidos"
Luego miré las de su abuela, Sarah Grilo, y había una, que decía Mujer, me encontré una vez más con toda este poder femenino y feminista que hay acá. Cerré los ojos ,y traté de imaginar a ese par de artistas argentinos, en esa época y todas las posibles conexiones que hay entre ellos y yo, y de todo lo que tuvo que pasar para que un 27 de mayo de 2017 a las 20 horas yo pudiera estar frente a su obra y sentir-pensar todo lo que estaba atravesando.




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