jueves, 20 de julio de 2017

El mundo debería de congelarse cada vez que desaparecen a una mujer

A mi hermana elegida:

Pequeña migrante de mierda, hoy viví una de las experiencias más fuertes que he vivido y no he dejado de pensarte y de necesitar apretar tu mano por unos momentos. Esta mañana, llegué a abrir la oficina a las 7:50 am, a esa hora no hay nadie. A eso de las 8 apareció una de las chicas que hace la limpieza,
-Majo, hoy Bety está mal.
-¿Se enfermó?
- no, le robaron a la sobrina.

Bety es una migrante boliviana de cuarenta y pico años, vive en una de las villas (acá le llaman villas a los barrios bajos) de la ciudad, justo la villa a la que voy los sábados a hacer teatro comunitario. Alguna vez me la encontré en el camión yendo para allá, ella iba con su hijo mayor, tiene 3 hijos, y a partir de ahí pegamos buena onda. Limpia la oficina todos los días y siempre estoy jodiéndola con mi humor negro por ser boliviana y explotada en un país extranjero, ella me las revira igual por ser mexicana acomodada y narcotraficante. Acá en las compus nos quitaron las bocinas y las páginas para escuchar música, pero a la hora que Bety llega no hay nadie, así que yo le pongo canciones desde mi celular, le pongo la de Rata de dos patas, la del borracho panzón, y cosas así. Bety habla y ríe un montón y bueno, ya sabes que a mi no se me da nada mal el asunto. Cuando se va de vacaciones me manda mensajes a las 8 am a ver si ya pasaron a limpiar y a seguir controlando la oficina desde casa. Nos llevamos muy bien.

Escuché su voz en el pasillo y salí.
Bety me abrazó llorando,
- Ya la vamos a encontrar, le dije, confía en mi.

Ella no paraba de llorar y yo, ya sabes cómo soy, en esos momentos me cierro, y no siento, no siento nada, sólo empiezo a buscar soluciones. Mandé whatsapps a la gente de la escuela de teatro político, es irónico ¿no? Trabajar en gobierno, y ante una desaparición buscar ayuda primero en un movimiento político independiente antes que en el gobierno. La gente de la escuela me contactó con Mujeres En Lucha, que es un grupo q forma parte del Movimiento Dignidad (del que surge la escuela). Cuando llamé a una de las chicas de MEL, la estaba despertando. Algunas veces he escuchado hablar de ella, cuentan historias de cómo a las 4 am se levanta de la cama por una llamada, para ir a buscar a alguna chica desaparecida.
- Ya estamos desde ayer con su búsqueda, Majo, me dijo semi dormida.
Y me sentí mal de haberla despertado porque recién ayer había aparecido Erika, otra desaparecida y seguro no había dormido mucho en estos días. ¿Qué puedo hacer? ¿En qué puedo ayudar? Porque yo sólo se hacer teatro (como Piscator en la guerra), me dio algunos tips y nos despedimos. Colgué pensando que era espantoso y hermoso eso. Es hermoso que haya un grupo de mujeres organizadas que se dediquen a buscar a todas aquellas que desaparecen, y luego pensé en lo horrible que es eso mismo.
Bety se regresó a casa, porque no hay quien trabaje con tanta angustia en el cuerpo. Un par de horas más tarde ya muchas personas del ministerio estaban haciendo y moviendo desde donde sabían contactos, llamadas, difusión, porque Bety es muy querida acá.

Cuando salí de trabajar, me fui a la villa. Se había organizado el corte de una calle. Al llegar no estaba Bety, sólo conocía a una de las chicas de MEL, por las marchas y los encuentros de mujeres, pero no me sabía el nombre, pedí una de las imágenes de la niña
y cerré la calle con el resto del grupo. Me llamó mi maestro de teatro comunitario, al que le había pedido ayuda por la mañana, él lleva mucho tiempo trabajando en ese barrio y en el movimiento,
- ¿Cómo está todo?
- Somos muy pocos… yo no se si…
- Tranquila, a mi también me ponen mal estas cosas, pero no debes de perder la claridad.

Le agradecí y colgué. Ahí fue cuando más te pensé. He ido a varias manifestaciones, marchas y reuniones por mujeres desaparecidas, reclamando, analizando, cuestionando, exigiendo. Nunca me había tocado estar tan cerca de una de las familias, saber que es el corazón de mi amiga el que se está destrozando, y de su mamá y de sus hijos.
Así, de frente a los coches, en medio de una calle, de un país no mío, de una ciudad no mía, de un barrio no mío, de una familia no mía. Pensaba en nosotras en D.F haciendo la obra sobre las desaparecidas de Ciudad Juarez y me acordaba de ti queriendo ir a allá, a conocer esa ciudad, y en mi diciéndote que no estaba preparada, que yo no quería ir a allá, que mi manera de luchar era desde ahí, desde D.F, difundiendo las historias en espacios públicos en forma de teatro. Y pensaba en lo valiente que eras tú para querer ir, pero claro, tú eras extranjera, como yo acá y no se si eso tenga que ver. Ahí, de pie frente al semáforo la familia comenzó a gritar y a aplaudir, reclamando la aparición inmediata, a mi, de golpe, se me vinieron todas las imágenes que encontramos cuando nos pusimos a investigar, y los poemas, y los testimonios, y las fotos, y las películas, y me quedé muda de dolor, me preguntaba qué carajos le estarían haciendo a esa niña si servía de algo que nosotras estuviéramos haciendo esto, pero sobretodo me decía:

EL MUNDO DEBERÍA CONGELARSE CADA VEZ QUE DESAPARECEN A UNA MUJER.

Pero lo único congelado era yo, y mis cuerdas vocales q no podían decir la consigna, ni las manos que lo único q podían era sostener la foto de la niña. No había pasado ni media hora cuando apareció. Sí, sí, así como lo lees, venía de la calle de arriba, Curapaligüe, llorando abrazó a su mamá. Yo no entendía, tú me entiendes quilla? lo que es para alguien como yo, ver eso sucediendo? Miraba a las demás personas para comprobar si era cierto lo que estaba viviendo. La gente empezaba a decir cosas, y yo estaba… estoy totalmente shockeada. La niña había aparecido ahí, en medio de la manifestación, casi no podía hablar. Algo alcancé a oír de que se la habían llevado dos personas pero la voz se le iba y éramos tantos ahí a su alrededor. Bety no había llegado, estaba abrigando a sus hijitos para ir a buscar a la prima. La llamé.

- Apareció , Bety
- Sí Majito, ya voy para allá
- ¿Me escuchaste? Tu sobrina apareció, está acá
- ¡Me jodes!
- No, no, corre.

Bety apareció a los 5 minutos, con una niña como de 7 años y uno de 2, corriendo detrás de ella. La vi abrazar a su mamá, a su hijo mayor, a la nena desaparecida y al resto de la familia. A la niña se la llevaron a casa a descansar. Yo tenía ensayo, ensayo sobre una obra en la que las mujeres son juzgadas injustamente, en la que buscamos la igualdad y la justicia, falté, falté para irme con Bety y sus hijos a su casa. Bety hizo un
mate con hojas de coca y nos pusimos a jugar a las cartas, eran unas cartas de campanita y otras haditas. Haditas que aparecen y desaparecen.

Todavía no puedo llorar

Carta a Irene Repeto

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