lunes, 31 de marzo de 2008

mentoreando

Se interponen los medios de comunicación y siente que no se puede alcanzar la luna sin haber besado a las estrellas que están en el camino. Puede decir que la ternura de sus ojos hacen que salga la ella tenía oculta y su ternura saluda en forma de un beso interminable.
A veces le cree y eso hace que el estómago se contraiga. Todavía hay fe. Desde la cima de alguna cuesta desconocida. La desconoce el dueño de la ciudad. Ella quiere llevarlo a lugares mágicos aunque hay días en que la magia ausenta de las calles. Él se la devuelve en pequeñas mordidas en la mejilla. Los audífonos se caen de los oídos cuando los cuerpos se abrazan.
El recuerdo de los primeros besos en la boca de él. Grande en las pupilas. Ahora los colores son algo más para ella. Se emborrachan de frambuesa y cereza. No hay más que un deje de miedo entre beso y beso. Que se acentúa cuando acaba la noche y empieza a despertar el sol. Así que ella se va antes de la adicción a los amareceres interminables. La adicción no mata piensan las gotas del rocío que la ven partir.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un tren en cada sentido separa a la azul celeste del negro. Son risas las que los unen. Y unos ojos. También acercan la luna a las estrellas.

hada asesina dijo...

lunas artificiales para después hinchazon de labios y noches de fiebre. pero lunas!