martes, 12 de febrero de 2008

para tontear. (h. al l. azul=



Que nunca vuelve el mismo que ha partido.
Amalia Bautista.
Cuentan que estuvo muy lejos. Unos dicen que sigue estando. Yo creo que está. La llaman la isla Zoloparrati. Yo he oído hablar mucho de ella. Mis hermanos han pasado toda su adolescencia hablando de ella. Al pricipio pensaba que sólo eran sus fantasías o cosas que le decían a mi padre para ver cómo reaccionaba.
- Esta niña no tiene ni idea de lo que está hablando. Voy a hablar yo Everlinda, por que como me molesta que empiecen a decir tonterías de mocosas pubertas.
- Vamos a ver Marijode, nunca le puedes dar la oportunidad a nadie. Aunque en el fondo tienes razón, vamos a contarlo nosotras. A una voz ¿te parece?
- Me parece.
Cuenta la leyenda que no hace mucho existió una isla. Hombres de todas las razas, de todos los colores, de todas las esquinas pasaban meses, y años ahorrando para poder ir hasta allí. Algunos decían que era mito, que eran mentiras de las sirvientas que en las noches se suben a los tejados a hablar de las cosas que no existen y que les gustaría que existieran.
Cuentan, q dicen, que en esa isla donde los machos marchan en los amaneceres sin decirle a nadie, habitan dos mujeres. Pedazo de hembras. Se retiraron hace mucho de la ciudad. Nadie sabe de que ciudad emigraron, pero se sabe que eran hembras mitad del campo, mitad de capital. La combinación perfecta, esa que les gusta a los hombres. Dicen que tras alguno que otro fracaso en el amor decidieron partir.
Se encargaban de hacer realidad toda fantasía de los hombres. Sólo se podía entrar individualmente a la isla. La entrada tenía como requisito la estancia mínima de un mes y máxima de tres. Únicamente se podía entrar siendo miembro del sexo fuerte.
Se dividían al elemento en cuestión en dos. Los envolvían en cremas pasionales y en charlas de comprensión. Se encargaban de consentirlos, adorarlos. Lo hacían sutíl y lentamente. De manera tal que el personaje en cuestión pensaba que estaba siendo al revés.
En el día, la una, se encargaba de revelarles el olor de las flores. La dulzura de las frutas. Las caricias suaves de la piel blanca. La reina del día era dulce, tranquila, simpática. Su piel era tan suave que se volvía adictivo para los hombres. No podían dejar de acariciarla y boca delineába la risa de ellos.
La reina de la noche era apasionada, dominante. Su atractivo consistía en hacerlos descubrir su reflejo entre la luna y el agua. Les tapaba los ojos y les hacía tocar de todo, hasta que ellos adivinaran y fueran conociéndola a oscuras. Nunca se dejaba mostrar de día.
Mientras la Reina del día les arrancaba todas y cada una de sus palabras de amor, de sus susurros y sonrisas. La reina de la noche les arrancaba gritos, les exprimía el dolor y después los arrojaba al agua, desnudos. Lo que inevitáblemente los volvía adictos a ella y al deseo de que viniera la mañana y la reina del día los cobijara con su ternura.
Pasado un tiempo, cuando ellas decidieran si su labor se había cumplido, o en caso de que se aburrieran, desterraban al visitante haciéndolos jurar que nunca volverían. Jamás comparten al mismo hombre más de dos veces. Y ninguno merecerá ser tratado repetidamente. Si vuelven es porque no han aprendido lo que debían la primera vez y los alumnos ineptos no merecen los reencuentros.
Dicen, q cuentan, que esto no era gratis. Por cada hombre que llegaba ellas sacaban dos dientes, un pelo y una botellita rellena de semen. Hasta ahora nadie ha sabido qué es lo que hacen con esto, pero al parecer, de entrada a los hombres esto les parece nada a cambio de lo que van a recibir. Lo que es cierto es que el que llega a la isla sale irreconocible y al que reconocen al salir es porque ya no tiene solución.
Nunca se ha sabido si ellas disfrutaban con esto. Las sirivientas dicen que sólo lo hacen por malas mujeres.
- Ya está la niña esta narrando cosas que no son así. Yo les voy a decir que ninguna mujer ha disfrutado y disfrutará tanto como nosotras. El placer de ser únicas y de quedarnos con todo lo que las mujeres en el otro lado nunca tendrán. Hasta que nuetro gran proyecto esté en marcha sabrán lo satisfecha que puede estar una mujer

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La isla es maravillosa, intentamos hacerlo lo mejor posible... pero hay muchos alumnos ineptos q no aprenden la leccion. Lo pasamos bien

limbocolectivo dijo...

Tómenla caballeros!
Esta peor que la Isla de la Fantasía!