domingo, 27 de enero de 2008

a andres

Andrés está pegado al teléfono. Sólo le quedan veinte pesos en la tarjeta, es la tercera vez que llama y otra vez...
tut-tut-tut.
-¿Noriko?
tut-tut-tut
- Noriko
La interferencia se vuelve más fuerte y sólo se escuchan los grises de la televisión. Antes de ponerse las rayitas de colores.

Noriko está bailando, ya no es consciente de que baila. Sus pies actúan solos, está pactado con su cerebro. Sus ojos miran hacia el escenario. Donde una vez bailaba acompañada. No sabe si habla o el calvo la está cargando. La peliroja le ha preguntado más de una vez que en dónde está.
-Aqui..creo.
Contestó las primeras 2 veces. La tercera se limitó a sonreír. Y a seguir bailando. En automático. La pila no para. Realmente está en el limbo. Le encanta esa palabra, más que el concepto, o casi igual. "Los niños no bautizados van al LIMBO" ¿qué coño será eso? No sabe, pero ahí está. Es el exeso de alcohol y la muerte de neuronas. Los no-bailes en las escaleras y el nuevo baile de la bufanda.

La mano de Andrés suda en el teléfono. Se acaban los veinte pesos. Su espalda golpea la pared.
Llamó a Noriko, porque ella lo escuchaba, así, cuando llegaba nada más para saber qué pensaba y esas cosas. Ahora está llegando, a otra habitación. Pero "llegar" le ha recordado que tenía que llamarla. Noriko no contesta, o no está. Andrés berrea. No por Noriko, por llegar.

Noriko sube las escaleras. Ahora sin espada. El chico del cabello largo descorre la cortina y Noriko siente frío. Otra vez la calle. Otra vez las cuatro de la mañana y ella fuera de casa llena de alcohol. Mira su movil y ve 7 llamadas en el buzón. Todos números desconocidos. Sabe que dos son el mismo y lo conoce, aunque en la pantalla aparezca desconocido. La peliroja le está hablando así que no escucha los mensajes de voz. Llega a la gran fuente. Iluminada a las cuatro de la mañana. Es una suerte vivir en primer mundo. Las fuentes brillan toda la noche. El agua no para.

Han pasado cinco minutos desde que Andrés colgó. Ahora está de pie. Otra vez. El ojo derecho semiabierto . Mete las manos a los bolsillos y coge el siguiente autobús. Primera Plus huele a sandwich. Pide agua para acompañarlo. Los refrescos calientes suelen molestarlo. Como a todos. Él es un chico provinciano, prefiere el agua o una buena cerveza.

-Noriko ¿a dónde vas? - pregunta la peliroja
Noriko se ha subido al autobús. No supo que la peliroja se quedaba atrás hasta que la vio sola en la esquina, Noriko ya iba en movimiento. Su avenida favorita y vuelta en la estación de tren. Baja en la glorieta. Con el rimel corrido ( de un mes). El vestido rojo huele a humo y los converses pegostiosos. El ascensor esta averiado y sube andando los tres pisos. Todavía hay cajas en el pasillo. Pasa el baño, la cocina (sucia). Entra a ponerse la pijama. Sola. La cama está vacía y en la esquina hay un montón de bolsas vacías. Las bolsas y sus manos. Se sienta cansada sobre la colcha blanca. Marca 123. Escucha con una sonrisa. Cuelga y se entristece.

-Andrés, no alcánzo a coger el espiral. Se me va de las manos. Andrés ¿me escuchas?

1 comentario:

limbocolectivo dijo...

No es por nada pero en el limbo pasan cosas muy raras. Casi siempre, con eso de que ahí esta la "nada".
Ya sabrás...