jueves, 13 de septiembre de 2007

¿ donde quedó?

Enmudecí. Lentamente cerré los oídos. Sentí mis lágrimas correr por la garganta, mientras mis ojos seguían secos. Mis lágrimas que a medida que iban avanzando oscurecían. Un líquido espeso y negro se adentraba se apoderaba de mi cuello, hasta llegar al estómago. La boca del estómago. Él seguía hablando. Yo ya sabía que tarde o temprano lo haría. Por eso me recosté. Pensando que estaba, ya, muy lejos. Que no podía escribir y que las piernas me pesaban para regresar a casa.

El líquido en masa. Pesado en el estómago. Mi energía, a colores, se fue desprendiendo. Buscando el inframundo, supongo. Pobre y desdichada. Las rosas desilachándose en violetas. Por eso dormí. Pensando que tal vez Alfonsina iba a regresar, me llevaría. Probar el mar de cerca. Ahogarme.

Alucinaba. Nunca vino. Desperté sin haber dormido. No había enfado. Desgana. Se regenera fibrosamente. Aunque sea por un poco de colorete. Se olvida el dolor a base de cocas lights y lecturas afrodisiacas. El placer de creerte un personaje. Dos horas. De ida y vuelta.

A veces tiemblan las neuronas

2 comentarios:

pepe dijo...

yastás..
falta, zobmie

Anónimo dijo...

Que se sentirà leer junto contigo. Uno. Un personaje? Me gustaria masturbarme la mente con tu lectura en voz alta.

ATT
Elduendecolleccionistadehadasasesinas.