martes, 18 de septiembre de 2007

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Había estallado el movimiento. Las cosas empeorarían, o lo contrario. El punto es que no era momento.No pude evitarlo. Corría delante de ti. Escuchaba las sirenas. Los golpes, los gritos. Yo sólo pensaba (con la cabeza repleta de risas) que corría más rápido que tú. Puede ser que el libro te quitaba ligereza. O simplemente tu sedentarismo se reflejaba en la velocidad de tus pasos.
Fue ahí. Cuando vi la explosión en el cielo, todavía sin parar. La bomba sonó como yunque entró el deseo intenso de admirar una lluvia de fuegos artificiales juntos. Desde dónde fuera, alguna terraza, un coche, pero parar de correr, dejar de huír de algo a lo que nisiquiera sabíamos pertenecer.

Paré en seco. Miré tus manos, tú mis converse. Te tomé y giré en el primer callejón.
- ¿Tiene sentido la palabra república?
No contestaste nada. Pasmado, frente a la tiendita, nos soltamos a carcajadas. Compré unas chips chipotle te ofrecí una. Me robaste media bolsa.
Me dejé caer pegada a la pared. Mirando al cielo. Otra explosión.
Me seguiste.
- Diez meses siguiendo algo que no se que sea. Es para reírse.
Besaste mi mejilla. Ahí comenzó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante y divertido poder leer las diferentes percepciones, me gusta lo que hacen los dos.