Me contestó lo mismo que me dicen todes.
Que es lo mismo que le dicen a cualquiera.
Ayer terminé el libro de Vangogh, el que dije que cuando lo termirara iba a decidir si terminaba contigo.
Terminé antes.
El libro lo dejé en otro pueblo cuando me faltaban los últimos dos capítulos.
Ayer me prohibí encontrar las conexiones contigo,
dejar de creer que son mágicas,
que entre tú y yo hay karma,
hay señales,
hay más de lo que no vemos.
Entre tú y yo,
La tierra.
Hoy lloré por primera vez desde que te alejé.
Hoy leí, de nuevo tu última carta,
con calma,
sin miedo,
sin hielo.
Y vi que me la mandaste el 9 del 9
pero no, dije, no más causalidades en el desamor.
Hoy te lloré,
no,
me lloré
y me acaricié el pecho,
por haber sido tan fuerte.
Por haber arrancado, a marchas forzadas, sin mirar atrás.
Sin detenerme.
Endureciendome y fortaleciéndome.
Hoy me abracé,
con dulzura.
Qué difícil es,
pienso,
destruir todos los castillos que construí contigo.
Qué difícil es,
soltar,
la idea de pasar una pandemia contigo.
Qué dificil es,
escuchar,
que todos los demás tenían razón contigo.
¡Qué coraje!
Me repito de cuando en cuando
¡Qué coraje!
Tanto para nada.
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