viernes, 2 de noviembre de 2007

no era tarde. (h al l.a )


El dolor da sinceridad.
Tennessee Williams
Tuvo que haberlo visto. Golpe en las cuerdas vocales. Le arrancaron lo poco que le quedaba de razón. Uno nunca tiene razón, ni la razón. Mínimo no la llevamos sobre las manos.
Era de mañana, casi tarde, aún en pijama. Tocaron a su puerta. No quería abrir. Las mañanas desmañanadas no es bueno abrir las puertas. Es más seguro quedarse frente a la nevera, abierta, pensando qué devorar. Tenía calor y se quitó la camiseta. Sólo agua de jamaica. Otra vez el timbre. No podía ser el gas, "pasó ayer". Tercera vez. Insistente. De nuevo ponerse la camiseta. Quita la cadena de la puerta. Aún con sueño. Aunque sean las tres de la tarde.
Era ella. " No pensaba venir, pero lo pensé tantas veces que quise tocarte". Nunca la había visto así, a pesar de verla todos los días, dormida, en sus brazos, en la cama, en la piscina, así nunca. No pensó poder contar su tristeza a alguien, menos a ella. "No pensaba abrir, pero lo pensé otra vez, eres tú". Se sentaron en el salón. Un poco de mate. Silencios incómodos.
"Te veo diferente" le dijo ella mientras investigaba en sus ojos tratando de encontrar la aguja. "Me ves triste" tres palabras nunca antes planeadas. Él mismo se asombró al escucharlas.
"Lo sé, lo siento, no sé por qué". Nerviosa cruzó las piernas. "Debí llamarte, lo siento más yo, no quería ver a nadie, no quiero ver a nadie". Contestó un poco más seguro que antes. " Me lo han dicho, por eso toqué". Termina la última palabra tomandolé la mano. Él que no pensaba que lo haría, bajó la cabeza y comenzó a sollozar. Ella le acarició la cabeza, asombrada. Él nunca... Compartió su dolor. Si es que se puede hacer eso. Había algo encantador en sus lágrimas, quizás por ser las primeras en tanto tiempo.
El mate se enfrió y no volvieron a calentar agua. Lloraron juntos. Cabeza con cabeza sobre la mesa y una mano sobre la otra, ligeras caricias con el dedo gordo de ella.
La tarde se rebajó, sin olor a mate. La bombilla se congeló.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es todo lo que se necesita cuando estamos así, alguien con quien poder derrumbarnos. muy bueno